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ELEMENTOS DE LA CALIGARFIA

Tomado de Arte de la escritura y de la caligrafía : teoría y práctica de Rufino Blanco y Sánchez

 

I. – Trazos

         a. De los trazos en general

         b. Trazos rectos

          c. Trazos curvos

          d. Trazos mixtos

II. – Signos de la escritura

          a. De los signos en general

          b. De las letras y sus clasificaciones

          c. De las letras minúsculas

          d- De las letras mayúsculas

          e. De los signos de puntuación

          f. Cifras de la numeración

III. – Del ligado

IV. – De las distancias

V. – Inclinación de la letra española

VI. – De la ornamentación de la letra

VII. – Letra cursiva

VIII. – Carácter de la letra española

IX. – De la obra caligráfica en general

          a. Cualidades de la obra caligráfica

          b. Momentos de la producción caligráfica

X. – Examen de escritos sospechosos

 

I. -Trazos

a. - De los trazos en general. 1. ¿Qué es un trazo? -2. Importancia del estudio de los trazos y condiciones en que debe hacerse. -3. Clasificación de los trazos que entran en la formación de la letra española.

 

1. Entiéndese por trazo la huella de tinta que deja la pluma, hábilmente manejada, en contacto con el papel. Una señal o rasguño de dicho instrumento no es un trazo: los trazos son efectos artísticos de la pluma.

Los tipos varios de letra indicados en el capítulo primero se distinguen precisamente por el número y clase de los trazos que usan. Es, por tanto, el estudio de los trazos de un tipo de letra el estudio del fundamento y la determinación de lo esencial en un carácter de escritura.

Para proceder con acierto en el estudio de los trazos, es necesario considerar que todo trazo, por pequeño que sea, tiene forma y dimensiones, y que, por tanto, su formación puede explicarse geométricamente. No hay, ni debe haber, en ningún tipo de letra, trazos ni signos irregulares, puesto que todos han de estar, en su formación, sometidos a una regla, y todos tienen, además, un fundamento geométrico. La irregularidad atribuida a algunas letras no está en su trazado, sino en la imperfección del estudio del asunto.

En este capítulo se estudiarán todos los trazos clasificados de la letra española, y en todos se razonará su formación.

Por último, conviene advertir que el estudio de los trazos debe hacerse para mayor facilidad en una pauta de tamaño mayor que el ordinario, como las que aparecen dibujadas en la primera lámina.

Los trazos se clasifican principalmente por su dirección en rectos, curvos y mixtos.

También se clasifican por razón de los signos que forman, en trazos de letras minúsculas, de mayúsculas, de signos de puntuación y de guarismos arábigos; pero esta clasificación no es aceptable porque muchos trazos son comunes a los diferentes signos de la escritura.

 

 

b. - Trazos rectos. 1. Observaciones sobre el número de trazos rectos. -2. Estudio de los que entran en la formación de la letra española. -3. Anchura relativa de estos trazos. -4. Signos de la Escritura de que forman parte.

 

1. Durante muchos años, tanto los calígrafos italianos como los españoles, sostuvieron que todos los caracteres de letra que hay o puede haber, se componen solamente de tres trazos: sutil o perfil77, grueso78 y regular79o mediano; pero el célebre calígrafo holandés Vande Velde añadió a estos trazos el horizontal, que si bien es de menos uso que los anteriores, no deja de formar parte de algunos signos de la escritura.

No es necesario advertir que no bastan los cuatro trazos dichos para formar un tipo de letra; y que si tal afirmación han hecho los calígrafos antiguos, sin exceptuar al insigne Torío, no fue hecha con exactitud, pues basta un ligero estudio de cualquier tipo de letra, para convencerse de que, a más de los trazos rectos ya nombrados, son indispensables varios trazos curvos para la formación de toda letra manuscrita.

 

Los trazos rectos solamente pueden ser considerados como bastantes para la formación de un tipo, en el sentido de que la posición de pluma para producirlos sea la misma que para comenzar a producir cualquier trazo curvo.

2. Todos los trazos rectos se pueden producir dentro de un cuadrado en la pauta de letra vertical o en un rombo en la de letra inclinada; pero conviene fijarse en el (abcd, lám. 2.ª) que forman la línea superior (ad) e inferior (bc) del renglón y dos caídos (ab y cd), que tengan otro intermedio (ef). Así, es muy fácil describir y explicar la formación de los trazos rectos propios de la letra española.

El trazo sutil o perfil (bd) se produce corriendo la pluma a lo largo de la diagonal (bd), que va de izquierda a derecha y de abajo arriba.

Para fijar con claridad la significación de las palabras de esta regla y de las siguientes, conviene advertir que al hacer un trazo, se supone la pluma bien colocada, esto es, de manera que la línea de puntos coincida con la línea guía (bd), la cual ha de ser precisamente dicha diagonal.

Entiéndase, además, que el punto a que se refieren los movimientos de la pluma es el de intersección de su hendidura con su corte. Así, al decir que la pluma se corre «a lo largo de un caído», se sobrentiende que es dicho punto de la pluma el que sigue tal dirección. El perfil o trazo sutil recto se usa muy poco en la letra española, aunque otra cosa parezca, pues el trazo final de muchas letras como la u y el principio de algunos trazos como los de la m, se forman con un perfil, pero es curvo.

En la z y en algunos enlaces se hace uso de un trazo fino (eb) cuya anchura varía según el tamaño de la letra: este trazo pudiera llamarse semiperfil, y se produce moviendo la pluma en la dirección de la diagonal del paralelogramo (ab fe), que forman dos caídos contiguos (ab y ej) con las líneas superior (ad) e inferior (bc) del renglón, o con otras dos que estén a la distancia de éstas.

El trazo grueso o mayor (ac) se forma moviendo la pluma en sentido perpendicular (ac) al perfil (bd), esto es, corriendo la pluma en el sentido de la otra diagonal (ac).

El trazo regular o mediano (ef) se produce corriendo la pluma a lo largo de un caído (ef), así como el horizontal (rs) se obtiene corriéndola a través de los caídos en la dirección de una línea horizontal de la pauta.

3. Los trazos explicados requieren algunas observaciones sobre su tamaño o magnitud.

Respecto a la longitud de estos trazos, nada puede afirmarse concretamente porque varía mucho aun dentro del mismo tipo y del mismo tamaño de letra. La anchura de los trazos, por el contrario, se presta a interesante estudio.

El trazo perfil o sutil es siempre igualmente fino, sea cualquiera el tamaño de la letra que se haga.

El trazo grueso es siempre el de mayor anchura; pero el trazo mediano es siempre menos ancho que el grueso o mayor. La anchura de ambos trazos varía con la inclinación de la letra y con la posición de la pluma; pero estas variaciones se hacen más notables en el trazo horizontal que puede ser igual, mayor o menor que el mediano, según sea la inclinación y anchura de los caídos y la posición de la pluma en el acto de escribir.

Dando a los caídos la inclinación de treinta grados, y colocándolos a la distancia de la mitad de la caja, el trazo horizontal es necesariamente igual en anchura al regular o mediano.

En este caso el trazo horizontal es el mismo regular o mediano en distinta posición.

En la pauta de Alverá el trazo horizontal es más ancho que el regular o mediano; en la de Iturzaeta también lo es, y en una pauta de caídos sin inclinación, el trazo horizontal ha de ser necesariamente igual en anchura al regular o mediano.

En los cambios de dirección de la pluma el trazo horizontal resulta de más anchura cuanto más se acerca la pluma a la perpendicular; y viceversa, va perdiendo su grueso a medida que la dirección de los puntos de la pluma se va acercando a la de una línea horizontal.

El trazo mediano disminuye o aumenta de grueso, según que se acerca o se aleja de la dirección correspondiente a la línea guía.

4. El trazo recular o mediano es de uso muy frecuente, pues forma parte de las siguientes letras minúsculas:

a, b, c, ch, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, p, qu, r, rr, s, t, u, x, y

esto es, de todas (más o menos), excepto de la o, v y z.

Se usa también el trazo regular o mediano en las siguientes letras mayúsculas:

A, B, C, Ch, D, F, G, H, I, J, K, L, Ll, M, P, Qu, R, S, Y, y Z.

Por último, forma parte del de la cifra 4 de la numeración arábiga y del signo de admiración.

El trazo grueso forma el punto de la i y de la j minúsculas, y el trazo final de la k minúscula y de la K mayúscula.

También forma parte de la v minúscula y de la N y de la V mayúsculas, así como de la R de esta clase.

Del trazo grueso se forman igualmente el punto, los dos puntos, los puntos suspensivos, la crema o diéresis, y este trazo entra asimismo en la formación de la coma, punto y coma y en los signos de interrogación y admiración.

El trazo horizontal en la t y f minúsculas, en la A y T mayúsculas, en el guión y guiones y en la cifra 4 de la numeración arábiga.

Finalmente, el trazo sutil o perfil recto se halla en algunos enlaces como el del g y h, j y k, y y z minúsculas: en la qu y en la z, también minúsculas, en la A, M, N, H y Z, mayúsculas; en el 1 y en el 5.

Como se ve, el trazo recto de más uso es el regular o mediano.

 

 

c. - Trazos curvos. 1. Trazos curvos que entran en la formación de la letra española. -2. Elipse mayor. -3. Elipse menor. -4. Elipse media. -5. Elipse infrecuente. -6. Trazos característicos de la letra española y nombres técnicos que reciben. -7. Curvas de ligazón. -8. Otros trazos curvos.

 

1. Los trazos curvos en la letra española son más que los rectos, lo cual da a este carácter de letra muchas condiciones de belleza.

Los trazos curvos de la letra española tienen todos la forma de una elipse o la de una sección de esta figura. Los más importantes son: la elipse mayor, la elipse menor y la elipse media.

2. Elipse mayor (lám. 3.ª). -Los puntos medios de este trazo, en toda su longitud, forman una elipse completa tangente a los lados de un paralelogram(ancm), que se forma de dos caídos (am y nc) no seguidos, sino con otro (rx) en medio; de una línea (mc) que equidista de la inferior del renglón y de la línea de las curvas bajas, y de otra línea (an) que dista de la línea de los palos altos tanto como la última citada (mc) dista de la línea de las curvas bajas.

Dicha línea curva corresponde a los puntos que recorre la hendidura de la pluma al producir el trazo.

El diámetro mayor (uz) de dicha elipse pasa por el punto (o) en que el caído intermedio (rx) corta a la línea superior del renglón, y prolongado suficientemente, forma con dicho caído intermedio (rx) dos ángulos opuestos por el vértice (rof y dox) cuyos lados cortan una sexta parte de los lados menores (an y mc) del paralelogramo (ancm) circunscripto a la elipse.

Los focos (s y s') se encuentran, de los extremos (u y z) del diámetro mayor (uz), a la distancia de una vigésima parte de esta línea s'z = us).

Dicha elipse toca en los caídos en la línea de las curvas altas, y sus puntos de tangencia con los lados menores del paralelogramo se determinan por la intersección de éstos con el caído intermedio.

Los contornos del trazo, delineados por los extremos de los puntos de la pluma, forman otras dos elipses iguales a la ya explicada y secantes con ella en los puntos en que la diagonal ac del paralelogramo ancm corta al trazo.

Una de dichas elipses, la superior, es tangente con la línea de los palos altos en el punto en que ésta se encuentra con el caído intermedio (rx); y la otra, la inferior, es tangente de igual modo con la línea inferior del renglón en el punto en que ésta corta a dicho caído.

Trazos curvos

La elipse mayor, por esta causa, puede considerarse dividida en dos partes iguales y simétricamente colocadas (fed y fgd), separadas por el diámetro mayor (df). Análogo efecto produce la diagonal ac del paralelogramo (ancm), la cual divide a la elipse en dos partes iguales y también simétricas (edg = gfe).

Resulta de lo dicho, que la elipse mayor puede considerarse dividida por el diámetro mayor y la diagonal ac en cuatro partes iguales dos a dos y simétricamente colocadas (ef = dg y fg = ed).

Por último, es de mucha importancia fijarse en que la elipse mayor, por los puntos de intersección (d y f) con el diámetro mayor, tiene el ancho correspondiente al trazo grueso, el cual, por el movimiento (elíptico) de la pluma, pasa gradual, pero rápidamente, hasta el perfil curvo en los puntos (e y g) en que lo corta la diagonal ac del paralelogramo (ancm), produciendo un número infinito de trazos rectos yustapuestos, cada vez más estrechos, cuya agregación da el trazo curvo que ahora se estudia.

Este efecto, uno de los más bellos de la letra española, es cuádruple, pues se obtiene en dos sentidos, a partir de los dos extremos del diámetro mayor, y consiste en dos nimbos curvos unidos por perfiles también curvos.

La elipse mayor se forma en el espacio alto y en la caja, comenzando en el punto de perfil superior correspondiente a la diagonal ac, moviendo la pluma hacia la línea inferior del renglón, y no levantándola hasta llegar al mismo sitio en que se comenzó el trazado.

El punto izquierdo de la pluma sale algo del paralelogramo al bajar por la mitad del lado mayor; toca el extremo de dicho punto en la intersección de la línea inferior del renglón con el caído intermedio; al subir la pluma se sale también algo el punto derecho por la mitad del lado mayor del paralelogramo, y antes de llegar al punto de partida toca el mismo extremo del punto derecho en la intersección del caído medio con la línea de los palos altos.

Inútil parece añadir que en el trazo estudiado no hay parte alguna recta.

Este trazo forma la O mayúscula, casi toda la U y parte de la V, también mayúsculas.

3. Elipse menor (lám. 3.ª). -Esta curva es semejante a la anterior; sus diámetros son una mitad más pequeños que los de la mayor, y su área será, por tanto, la cuarta parte del área limitada por dicha curva. Esta curva ocupa un paralelogramo87 formado por dos caídos con las líneas superior e inferior del renglón. Dicho paralelogramo cabe exactamente cuatro veces en el que ocupa la mayor.

El análisis de esta curva es el mismo de la otra, sin más diferencia que la de que sus líneas y distancias son siempre mitades de las líneas y distancias estudiadas en la mayor.

La elipse menor es tangente a la línea superior o inferior del renglón, sale algo, muy poco, de los caídos, y tiene la misma forma, consta de las mismas partes y se produce en la caja de la cuadrícula de igual manera que la mayor se produce en la caja y en el espacio alto. Sus secciones van indicadas en la figura correspondiente, en la lámina 3.ª, junto a la elipse mayor.

Dicho trazo forma la o minúscula y el cero, y algo la parte superior de la E mayúscula.

4. Elipse media (lám. 4.ª). -Esta curva se produce en el espacio alto, siendo tangente a dos caídos (cdo y ), que tienen otros dos intermedios (rs y tx), y lo es también a la línea de los palos altos y a la superior del renglón.

Los diámetros de esta curva son diferentes de los de la total mayor; pero su análisis y el estudio son muy parecidos al de la elipse.

Este trazo, ligeramente modificado, forma parte de la B, D, C, Ch, E, G, J, L, Ll, P, R, S y U.

5. Elipse infrecuente (lám. 4 ª). -Además de los tres trazos elípticos explicados, conviene estudiar otro, que puede llamarse infrecuente, por el poco uso que de él se hace, pues sólo entra en el final de la B y en el de las cifras 3 y 5.

La elipse infrecuente se produce entro dos caídos (ab y cd) con uno intermedio (ef) por la línea inferior del renglón y por una paralela (gh) a las horizontales que equidista de la línea del espacio alto y de la línea superior del renglón. Se diferencia de la mayor en que gran parte de la elipse media se produce en la caja de la cuadrícula, y sólo una parte pequeña ocupa algo del espacio alto.

Además, la altura del paralelogramo en que este trazo se forma, es menor (en tres cuartas partes de lo ancho del espacio alto) que la altura de la elipse mayor.

El análisis de este trazo y su producción son semejantes al análisis y producción de la elipse mayor.

6. Aunque una vez estudiados los trazos elípticos de letra española quedan también estudiados todos sus trazos curvos, conviene conocer los nombres particulares de algunos trazos compuestos de dos curvos, que entran a menudo en la formación de los signos de nuestra escritura nacional.

Importa sobre todo estudiar los trazos que pueden considerarse como característicos de la letra española, a saber: el perfil curvo, la curva baja y la curva alta.

El perfil curvo es una parte de la elipse total mayor (lám. 3.ª), cuyo punto medio está cortado por la diagonal (ac) del paralelogramo (ancm). Hay dos trazos de esta clase en cada curva elíptica, y este perfil no es tan fino, ni puede serlo, como el perfil recto ya explicado. Este trazo entra en todos los signos escritos que se forman con cualquiera de las curvas elípticas, especialmente al principio de las curvas altas y al final de las curvas bajas.

La curva baja es la sección inferior (dg) de la elipse mayor (lám. 3ª). Termina con la mitad del perfil curvo, y se hace en la misma forma y posición que la elipse mayor, colocando la hendidura de la pluma en el punto de intersección de un caído (ab) con la línea de las curvas bajas. Esta traslación hace que la curva baja, con el perfil que la continúa, termine próximamente en el vértice del ángulo inferior izquierdo formado por la línea división con el caído inmediato al del principio (Véase la lám. 4.ª, núm. 1).

Trazos curvos

Esta curva entra tres veces en la formación de la qu minúscula, y otras tantas en el de la Qu mayúscula, dos veces, en la a, ch, d, ll y u minúsculas; una en la b, c, e, g, h, i, k, l, m, n, ñ, p, t, x, y y z, también minúsculas; una vez en la Ch, G, K, R, Y y Z, y en el 2 de la numeración arábiga.

Basta decir esto, para entender que la curva baja es un trazo de los más importantes de la letra española.

La curva alta es la sección superior (ef) de la elipse mayor (lám. 3.ª). Su posición es simétrica a la de la curva baja; comienza en el ángulo superior derecho de la línea de división y termina cuando la hendidura de la pluma llega al punto en que el caído inmediato de la derecha corta a la línea de las curvas altas. (Véase la lám. 4.ª, núm. 2.)

Esta curva entra dos veces en la m, ñ y rr, minúsculas; una en la a, c, d, g, h, k, n, p, qu, r, x y z, minúsculas también, y una sola vez igualmente en la F, Qu, Y y Z, mayúsculas, y en el 2 de la numeración arábiga. Es, por tanto, esta curva de uso muy frecuente en nuestro carácter de letra.

Algunos autores de Caligrafía citan la curva vuelta, pero esta curva no se diferencia de la curva alta, como puede verse en las obras de los grandes calígrafos españoles.

7. Las curvas de ligazón tienen cinco variedades, dependientes de las dimensiones y posición de cada trazo, y se denominan de esta manera: ligazón mayor directa, ligazón menor directa, ligazón mayor inversa y ligazón menor inversa.

La curva de ligazón corresponde a la sección de la derecha o a la de la izquierda de la elipse total (lámina 3.ª), que ocupase el espacio comprendido entre dos caídos, con otros dos intermedios.

La curva de ligazón mayor directa (lám. 5.ª, número 1), comienza en el ángulo superior derecho de la línea de división, sube en línea elíptica entre dos caídos, ocupando dos terceras partes del espacio que ellos limitan, toca en el punto medio de la línea de los palos altos y termina bajando rápidamente hacia la izquierda, en curva también elíptica, cuando la hendidura de la pluma llega al punto en que al caído de la izquierda corta a la línea del espacio alto. Esta curva, que ha de dejar libres los vértices de los ángulos correspondientes a la línea de los palos altos, forma parte de la d, l y ll minúsculas.

Trazos curvos de ligazón

La curva de ligazón menor directa (lám. 5.ª, número 2), tiene la misma forma que la mayor, pero se diferencia en su tamaño y en que se construye dentro de la caja. Comienza con un perfil en el vértice del ángulo superior derecho de la línea de división; ocupa su principal curva elíptica las dos terceras partes del espacio comprendido entra dos caídos; toca en el punto medio de la línea superior del renglón y termina en el caído de la izquierda, con una curva elíptica muy corta y gruesa por el final, en la mitad de la parte de caído interceptado por la línea superior del renglón y por la línea de división. Este último trazo no tapa el ángulo inferior derecho de la línea de las curvas altas.

La curva de ligazón menor directa es la tercera parte de la mayor: su anchura es igual.

Esta curva sólo se usa en la e minúscula.

La curva de ligazón mayor inversa (lám. 5.ª, número 3), es simétrica con la directa; comienza en el punto de intersección de un caído con la línea del espacio bajo; curvea en línea elíptica muy cerrada hacia abajo y hacia la izquierda hasta tocar en el punto medio de la línea de los palos bajos, y allí se une a otra curva elíptica más amplia, que, ocupando las dos terceras partes del espacio comprendido entre dos caídos, termina en el ángulo inferior izquierdo de la línea de división. Esta curva forma parte de la p minúscula.

La curva de ligazón menor inversa sólo se diferencia de la mayor en que la primera termina en el ángulo inferior izquierdo de la línea de las curvas bajas (lám. 5.ª, núm. 4). Este trazo forma parte de la g, j e y minúsculas.

8. Las secciones de la elipse mayor y de la menor se combinan dando lugar a dos curvas compuestas, una directa y otra inversa.

La curva compuesta directa se forma de la sección de la izquierda y de la inferior (ed y dg'), de la elipse mayor y de la sección superior y de la derecha (g' f' y f' e'), de la menor (lám. 3.ª).

Comienza con un perfil curvo en el espacio alto (lám. 6.ª, núm. 1), toca en el caído de la izquierda y en la línea inferior del renglón, y concluye con la semielipse. menor, que ocupa el espacio entre dos caídos en la línea superior del renglón.

Este trazo forma parte de la C, G, H, T y X mayúsculas, y de la cifra 6 de la numeración arábiga. Una sección de este trazo entra en la composición de la E, A, M y E mayúsculas94.

La curva compuesta inversa se forma de la sección superior de la derecha (e f y f g'), de la elipse total mayor y de la sección de la izquierda y de la inferior (e' d' y d' g') de la menor. Comienza con el perfil bajo de ésta en el cuadrado o rombo inferior del espacio alto, toca en la línea superior del renglón, y en un caído que la corte, sube entre dos caídos, llega a la línea de los palos altos, y, bajando por el caído inmediato de la derecha, termina con otro perfil curvo en el centro del cuadrado (o rombo) inferior de la caja.

Trazos curvos compuestos

Como se puede ver en la lámina 6.ª, número 2, esta curva es simétrica a la anterior, y forma parte del 2 y del 9 de la numeración arábiga. Una sección suya entra también en la composición del 3 y del 8.

Por último, conviene explicar la formación de lazo de curvas.

El lazo de curvas (lám. 6.ª, núm. 3), empieza en el centro del vértice inferior de la caja, curvea hacia abajo o hacia la izquierda, corre hacia este lado por la línea inferior del renglón hasta ocupar el espacio comprendido entre dos caídos, sube hasta la línea de las curvas bajas, corre por ella hacia la derecha, ocupa el espacio comprendido entre dos caídos, baja de nuevo hasta parar en el vértice del ángulo superior izquierdo de la línea inferior del renglón, y termina en perfil curvo en el centro del cuadrado o rombo inmediato inferior de la caja.

Este trazo, que es totalmente curvo, aunque parezca otra cosa, entra en la formación de la D, L, Ll y Qu mayúsculas.

 

 

d. - Trazos mixtos. 1. Número, clase y estudio de los trazos mixtos propios de la letra española y signos de que forman parte. -2. Cuadro sinóptico de los trazos propios de la letra española.

 

1. Los trazos mixtos, como la denominación indica, están formados por trazos rectos y curvos. Son cinco, llamados: magistral directo, magistral horizontal, magistral de la caja y trazos de arranque, que son dos: directo e inverso.

Trazo magistral directo (lám. 7.ª, núm. 1). -Se compone de un trazo regular o mediano y de tres curvos. Comienza en el centro de un cuadrado o de un rombo95 superior del espacio alto, curvea hacia abajo y hacia la izquierda hasta el punto de intersección del caído con la línea del espacio alto; baja por él caído con un trazo mediano hasta la línea de división, y desde allí curvea con otro trazo hacia abajo y hacia la izquierda hasta cortar en perfil la línea de las curvas bajas; a este perfil se une el de otra curva que, cortando al caído de la izquierda y tocando a la línea inferior del renglón, sigue curveando hacia arriba hasta que la hendidura de la pluma toca en la intersección de otro caído próximo con la línea de división. Por último, subiendo hacia la derecha se produce el final de este trazo curvo en perfil en el centro del cuadrado o rombo superior de la caja.

Todos los trazos curvos que forman el magistral directo son elípticos, y el último es la mitad de una elipse inscripta entre las líneas superior o inferior del renglón y dos caídos con uno intermedio.

Trazos mixtos magistrales

El trazo magistral directo forma parte de la B, D, F, H, I, J, K, L, Ll, P, Qu, R, S e Y mayúsculas, y de la cifra 1 de la numeración arábiga. Este mismo trazo, con la parte recta más corta, forma el principio de la D mayúscula, y colocado en la caja, forma parte de la , también mayúscula.

Trazo magistral horizontal (lám, 7.ª, núm. 2). -La forma y composición de este trazo son las mismas que las del anterior. Sólo varía el lugar en que se produce y coloca. Comienza con la media elipse en el centro del cuadrado o rombo inferior del espacio alto, continúa con el perfil curvo por el cuadrado o rombo superior del espacio alto, llega con su trazo, recto a la línea del espacio alto y termina con un ligero perfil curvo hacia arriba fuera de la pauta.

Como puede observarse, su principio es una parte de la elipse del espacio alto; usa del trazo horizontal en lugar del mediano97 y termina con un trazo como el del principio del magistral directo.

Esta curva forma parte solamente de la F mayúscula.

Trazo magistral de la caja (lám. 7.ª, núm. 3). -El trazo magistral de la caja es semejante al directo: sus dimensiones son la mitad de éste, y, por tanto, su área se reduce a la cuarta parte.

El directo ocupa el espacio de un paralelogramo formado por dos caídos con uno intermedio, por la línea de los palos altos y por la inferior del renglón: el trazo magistral de la caja ocupa un paralelogramo que cabe cuatro veces en el anterior, y está formado por las líneas superior e inferior del reglón y por dos caídos inmediatos. Dicho trazo magistral de la caja comienza en perfil en la línea superior del renglón, a la derecha de un caído y cerca de él98; baja por el caído, curvea hacia abajo y hacia la izquierda, toca en la línea-inferior del renglón, sube hacia la izquierda para tocar en el caído inmediato y termina en perfil entrante, en el cuadrado o rombo inferior de la caja.

Este trazo forma parte solamente de la s minúscula.

Trazo directo de arranque (lám. 8.ª, núm, 1). -Comienza con un perfil curvo en el centro del cuadrado o rombo superior de la caja; forma un trazo elíptico producido al mover la pluma hacia abajo y hacia la izquierda hasta que la hendidura llega al punto de intersección del caído con la línea de división; se continúa luego el trazo de manera que, curveando elípticamente, atraviese el cuadrado o rombo inferior de la caja hasta llegar al punto de intersección del caído inmediato de la derecha con la línea inferior del renglón; sube después ligeramente hacia la derecha hasta llegar al vértice de los cuatro ángulos formados con la línea de las curvas bajas y el otro caído de la derecha; sale ya casi en perfil por el ángulo superior derecho de la línea de curvas bajas; sigue curveando en perfil hasta la línea superior del renglón, pasa por el punto que separa en dicha línea un tercio de la parte interceptada por dos caídos próximos, y termina con un perfil recto en el ángulo inferior izquierdo de la línea de los palos altos. Este trazo es el primero de la A, M y N mayúsculas.

Trazos mixtos de arranque

Trazo inverso de arranque (lám. 8.ª, núm. 2). -Tiene los mismos elementos y forma que el anterior; varía solamente en su colocación, que es simétrica a la del directo, pues comienza con un perfil recto en el ángulo derecho de la línea inferior del renglón; sigue luego en perfil curvo y trazo elíptico de grueso creciente hasta tocar en la línea de los palos altos, y termina con un perfil curvo en el centro del cuadrado o rombo inferior del espacio alto.

Este trazo entra solamente en la formación de la N mayúscula.

Quedan todavía por estudiar algunos trazos de poco uso, los cuales se explicarán al tratar de las letras de que forman parte; pero por lo que se ha visto, los trazos fundamentales de la letra española son dos: el trazo recto y el trazo curvo elíptico, los cuales, con su variedad de formas, posiciones y tamaños, dan lugar a los veintitrés trazos, cuya explicación se ha dado, y cuya clasificación se compendía en el siguiente

   Cuadro sinóptico de los trazos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

II. -Signos de la escritura

a. - De los signos en general. 1. Transformación de los trazos en signos gráficos. -2. Partes esenciales del trazado de toda escritura perfecta.

 

1. Los trazos estudiados hasta ahora nada dicen por sí: son líneas más o menos bellas que nada significan; pero la Escritura, que es un arte, toma estos elementos, los combina y los transforma en signos. Sueltos los trazos son simples dibujos: combinados, según las reglas de la Escritura, tienen valor representativo, son verdaderos signos. Estudiemos, pues, estos signos como combinaciones de trazos.

2. Toda escritura perfecta consta de cuatro clases de signos: letras minúsculas99, letras mayúsculas100, signos de puntuación101 y signos de Aritmética. El trazado de la letra española, por tanto, tendrá también dichas cuatro partes comunes a toda escritura.

En el presente tratado se han de estudiar, no sólo las letras mayúsculas y minúsculas, sino los demás signos de la Escritura, entre los cuales se incluyen las cifras de la numeración arábiga, por ser este sistema el usual en nuestra manera de escribir.

 

 

b. - De las letras y de sus clasificaciones. 1. Diversas acepciones de la palabra letra en el Arte de la Escritura. -2. Letras capitales o mayúsculas y letras minúsculas. -3. Letras radicales y letras derivadas. -4. Letras simples y letras compuestas. -5. ¿Hay en el abecedario castellano letras irregulares?

 

1. La palabra letra102 da ocasión para un largo artículo lexigráfico; pero limitando estas indicaciones a lo que la palabra significa en el tecnicismo de la Escritura, bastará decir que letra vale tanto como signo escrito, representante de un sonido oral. También significa la palabra letra lo mismo que tipo o carácter de escritura, y en este sentido se dice letra española y letra inglesa. Significa también lo mismo que escritura, y así se dice que una persona tiene buena letra; y, por último, esta palabra se usa con la acepción de forma o clase de escritura, aun dentro del mismo tipo; esto significa cuando decimos letra cursiva.

En el presente artículo se usará la palabra letra en el sentido de signo gráfico.

2. Las letras como signos, y atendiendo a su tamaño relativo, se clasifican en mayúsculas y minúsculas. Las mayúsculas, llamadas también capitales103, son mayores que las minúsculas de un mismo escrito, y muchas de aquéllas se diferencian de éstas no sólo en el tamaño, sino también en la forma o figura.

3. Hay letras que pudiéramos llamar simples o elementales, que no se originan de otras, y pueden, por tanto, considerarse como radicales104, y hay también letras formadas con otras letras o parte de ellas; estas letras que se originan de otras, se llaman letras derivadas105. Bastará fijarse en la i y en la u minúsculas para comprender que la primera es primitiva y la segunda derivada.

4. Por último, hay en nuestra escritura cuatro letras (ch, ll, qu y rr) que se forman con la agregación de dos letras, y que por esto se llaman compuestas, a diferencia de las restantes, que, por constar de un solo cuerpo de construcción, se llaman simples.

La rr doble no se usa como mayúscula en la letra manuscrita, porque en castellano las palabras que comienzan con el sonido fuerte de la erre se escriben siempre con r sencilla.

5. Al comenzar el estudio de los trazos se indicó la necesidad de suprimir la denominación de letras irregulares. No hay, pues, dificultad en afirmar ahora que las letras irregulares no existen. No sólo todas las letras, sino todos los signos de nuestra escritura, se producen con sujeción a reglas; luego no hay ningún signo irregular, y así es. Es cierto que hay letras que no tienen semejantes, pero esto no significa falta de reglas para trazarlas, sino singularidad de forma y de preceptos para construirlas.

 

 

c. - De las letras minúsculas. 1. Clasificación de las letras minúsculas españolas: radicales y derivadas. -2. Explicación del trazado de todas estas letras. -3. Abecedario de letras minúsculas.

 

1. La más importante clasificación de las letras minúsculas españolas es en radicales y derivadas106.

Varios autores de Caligrafía consideran como letras primitivas la i, la r, la c y la o; y no hay inconveniente en tal consideración, pero es preciso admitir además como radicales de las letras en que entra la curva de-ligazón la l y j, que dan origen a otras varias letras.

Las demás letras del alfabeto pueden considerarse como derivadas, excepto la s que, por no tener semejanza con otras, no puede llamarse propiamente ni primitiva, ni derivada.

2. A continuación se explica la formación de todas las letras del alfabeto castellano, cuyo trazado puede verse en las láminas 9.ª y 10.

Trazado de la i de sus derivadas. -La i, que es la letra de más fácil trazado, ocupa un caído y se forma con un trazo regular o mediano que va desde la línea superior del renglón hasta la línea de las curvas bajas, de una curva baja y de un punto, que es un trazo recto grueso, tan largo como ancho, que se coloca centrado en el punto de intersección del caído correspondiente al trazo mediano y de la línea del espacio alto.

La u se compone de dos íes sin punto, colocadas en dos caídos inmediatos.

La t consta de un trazo regular, que ocupa desde la línea del espacio alto a la de las curvas bajas, de una curva baja y de un trazo recto horizontal, que se hace corriendo la hendidura de la pluma a lo largo de la línea superior del renglón. Este trazo tiene una longitud igual a la de un lado de los cuadrados pequeños, en la pauta de letra derecha, o de los rombos en la de inclinada, y se coloca de manera que sus mitades queden una a cada lado del caído.

Trazado de la r y de sus derivadas. - La r ocupa dos caídos y se forma con un trazo regular o mediano que va de la línea superior a la inferior del renglón, y de una curva alta, producida de abajo a arriba, esto es, de perfil a grueso. Cuando esta letra se ha de enlazar con la siguiente, se une a la curva alta una curva baja, y ambas forman un trazo de enlace.

La rr doble consta de una r sencilla enlazada con otra de la manera que ya se ha dicho.

La n se compone de una r sencilla sin curva de enlace, de un trazo regular o mediano, que después de unido a la curva alta, llega hasta la línea de la curva baja, y de una curva de esta clase.

La ñ es una n con tilde107. La tilde se coloca en la línea del espacio alto, y se forma del último trazo de la r con curva de enlace, esto es, de una curva alta unida inmediatamente a una curva baja.

La m ocupa tres caídos y consta de tres trazos medianos de dos curvas altas y de una baja. El primer trazo mediano corre a lo largo de un caído desde la línea superior a la inferior del renglón: los otros dos van de la línea de las curvas altas a la línea de las curvas bajas. El último trazo mediano se une a la curva alta por la parte superior, y a la curva baja por la inferior.

Trazado de la c y de sus derivadas. -La c ocupa un caído y se forma de una curva alta construida de arriba a abajo, esto es, de grueso a perfil, que se comienza en el punto medio de la parte de línea superior del renglón interceptada por dos caídos próximos; de un trazo regular o mediano, que corre por el caído de la izquierda desde la línea de división hasta la línea de las curvas bajas, y de una curva de esta clase.

La a se forma de una c, cuya curva alta sea completa y de una i sin punto.

La qu se compone de una a, cuyo trazo regular se prolonga hasta la línea inferior de los palos, y de una u.

La x se forma de una e invertida y de otra directa.

Trazado de la o y z. -La o se forma de la elipse menor. Cuando se ha de enlazar con otra letra lleva una curva que es la sección inferior de la elipse media, que unida a la parte superior de la sección derecha de la elipse menor, forma el trazo de enlace.

La v se forma de tres secciones de la elipse menor, de un trazo recto grueso y de la sección inferior de la elipse media, que prepara su enlace, con la letra siguiente.

El primer trazo de la v corresponde a la sección izquierda de la elipse menor; este trazo se une en la línea de división al trazo recto grueso que termina en la mitad de la parte de línea inferior del renglón interceptado por dos caídos próximos. La última parte de esta letra se forma con la mitad derecha de la o de enlace.

La z se forma de la última parte de la v, de un perfil recto, que sirve de diagonal del paralelogramo108en que la letra se forma, y de la tilde de la n, esto es, de una curva baja y de una curva alta.

Trazado de la l, la ll y la d. -La l se forma de una curva de ligazón mayor directa y de una t sin trazo horizontal. La ll es una l repetida. La d es una c, con la curva alta completa, unida a una l.

Trazado de la h y de sus derivadas. -La h se forma con una curva de ligazón mayor directa, un trazo regular o mediano que va desde la línea del espacio alto a la inferior del renglón y de la segunda parte de la n, esto es, de una curva alta, de un trazo mediano que toca en las dos líneas de las curvas, y de una curva baja.

La ch es una letra compuesta de una c y una h.

La k se compone de la primera parte de la h hasta la curva alta inclusive, de la curva que forma la coma y un trazo grueso transversal del cuadrado109 de la cuadrícula, terminado con una curva baja.

La b se compone de una curva de ligazón mayor directa; de un trazado mediano, que corre desde la línea del espacio alto hasta la línea de las curvas bajas; de una curva baja y de la mitad derecha de la o de enlace.

Trazado de la p. -Esta letra comienza por un trazo mediano que se extiende desde la línea superior del renglón hasta la del espacio bajo; a ella se une la curva de ligazón mayor inversa, y termina con la última parte de la n.

Trazado de la j, y g. -El primer trazo de la j es igual al de la p; pero a él se une la curva de ligazón menor inversa, en vez de la mayor, que forma parte de la p. La j lleva además un punto igual al de la i.

La y es una letra formada con una i y una j sin puntos.

La g se forma de una c con la curva alta completa y de una curva ligazón menor inversa.

Trazado de la e. -Esta letra se forma de la curva de ligazón menor directa; de un trazo regular o mediano que principia en la línea de división y termina en la de las curvas bajas, y de una curva de esta clase.

Trazado de la f. -La f es la letra más larga en el carácter de letra española, y se forma de una curva de ligazón mayor directa, de un trazo mediano, que se extiende de la línea del espacio alto a la del espacio bajo, de una curva de ligazón menor inversa y de un trazo horizontal como el de la t.

Algunos calígrafos distinguidos varían algo el trazado de esta letra suprimiendo la curva inversa y el trazo horizontal; pero en este caso ponen al final del trazo mediano una curva semejante a la curva baja y terminan el trazado en la línea de división con la sección derecha de la elipse mayor, a la cual unen la sección inferior de la elipse media. De esta manera, la f tiene la forma de un lazo que no carece de belleza.

Trazado de la s. -Esta letra, cuando está al principio tiene por primer trazo el comienzo de la curva alta trazada de grueso a perfil como en el principio de la c, y acaba con el trazo magistral de la caja.

Si la s se ha de trazar unida a otra que vaya delante, lleva por primer trazo un perfil recto que, partiendo del vértice de los ángulos formados con la línea de división, se une al trazo magistral de la caja.

De las reglas anteriores, se deduce que las letras minúsculas españolas pueden clasificarse en las siete clases siguientes:

 

En esta clasificación de las letras puede considerarse como radical la primera de cada clase y como derivadas las demás.

3. Muchos autores de muestras caligráficas, atendiendo más a la belleza del trazado en conjunto, forman incompletamente el abecedario castellano, suprimiendo la ch, ll, ñ y rr; pero el abecedario es la reunión ordenada de todas las letras de un idioma, y como en castellano se usan veintinueve, el abecedario de nuestro idioma ha de contenerlas todas. Véanse las láminas 9.ª y 10.

Signos de la letra española vertical

 

 

d. - De las letras mayúsculas. 1. Clasificación de las letras mayúsculas españolas: radicales y derivadas. -2. Explicación del trazado de todas estas letras. -3. Razón de algunas modificaciones introducidas en la forma de algunas letras mayúsculas. -4. Particular esmero con que estas letras deben ser trazadas. -5. Abecedario de letras mayúsculas.

 

1. Las letras mayúsculas españolas se clasifican como las minúsculas, en radicales y derivadas.

La J, C, L, T, O y A pueden considerarse como radicales, y lo son, en efecto, de las demás letras del abecedario.

2. Trazado de la I y de todas sus derivadas. -La I se forma de la sección derecha de la elipse menor, que con la sección inferior de la elipse media, forma una vírgula en el vértice del ángulo inferior derecho de la línea de los palos altos: además tiene como trazo, que da carácter a esta letra, el magistral directo.

La J consta de este mismo trazo y de la mitad superior de la elipse media, que se interrumpe al llegar al principio del primer trazo. El comienzo de dicha curva, además, debe hallarse en el centro del cuadrado (o del rombo en la pauta inclinada) superior del espacio alto, lo cual produce en el trazo elíptico una ligera convexidad en espiral.

La P se forma como la I, continuando el trazado de la elipse media hasta terminarla con un trazo curvo hacia arriba en el vértice del ángulo superior derecho de la línea superior del renglón.

La R tiene el mismo trazado de la P, a la cual se une un trazo grueso (transversal de un cuadrado o rombo) terminado con una curva baja.

También la B es una P, a la cual se añade casi toda la elipse infrecuente.

La Y consta de la sección inferior, derecha y superior de la elipse media; de una i minúscula sin punto, trazada en el espacio alto y de un trazo magistral directo.

La F consta de un trazo de esta clase, de uno magistral horizontal y de una curva alta algo reducida en su longitud, trazada de abajo a arriba, desde el vértice del ángulo superior derecho de la línea superior del renglón.

Trazado de la C y de sus derivadas. -La C consta de las secciones izquierda, inferior y derecha de la curva correspondiente al espacio alto, y de una curva compuesta directa.

La Ch se forma de una C mayúscula y de una h minúscula.

La X se forma de una curva compuesta inversa y de otra directa; la primera lleva además al final la sección derecha y la inferior de la elipse infrecuente, así como la segunda lleva al principio la parte derecha del trazo curvo correspondiente al espacio alto.

La G se compone del primer trazo de la C mayúscula; del segundo de la l minúscula y de un trazo magistral directo producido dentro de la caja, esto es, disminuido eu su parte recta en la longitud correspondiente a la de medio espacio alto.

La E comienza con el primer trazo de la C mayúscula, algo disminuido; sigue con tres secciones de la o minúscula, también algo disminuida, y termina con la curva compuesta directa comenzada en el centro del cuadrado (o rombo de la pauta inclinada superior del espacio alto).

La S se forma del trazo inicial de la C y de un trazo magistral directo.

Trazado de la L y de sus derivadas. -La L se forma con el trazo inicial de la C, con un trazo magistral directo que se interrumpe en el centro del cuadrado (rombo de la pauta inclinada) inferior de la caja y del lazo curvo.

La Ll se compone de una L mayúscula y de una l minúscula.

La Qu se compone de una a minúscula ampliada, que se traza en el espacio alto, de los dos últimos trazos de la L mayúscula, con más la u minúscula.

La D, cuyo trazado es difícil, consta de un trazo magistral directo que comienza en el centro del cuadrado inferior (rombo de la pauta inclinada) del espacio alto y termina en el del inferior de la caja; deste trazo se une un lazo curvo, y se termina el trazado con un arco, que no tiene semejante en las demás letras111.

Trazado de la T y demás letras parecidas. -La T forma con el principio de la I mayúscula, de una curva compuesta directa y de un trazo horizontal como el de la t minúscula.

La Z tiene el mismo trazo inicial de la I y de la T; pero a él se une un perfil recto que sirve de diagonal del paralelogramo formado por dos caídos contiguos y las líneas de los palos altos e inferior del reglón. El último trazo de la Z está compuesto de una curva alta de otra baja, ambas ampliadas. La Z mayúscula es, por tanto, semejante a la z minúscula: su forma es igual, sus dimensiones dobles y su área cuádruple.

La H comienza con la sección derecha de la elipse menor, a la cual se une la inferior de la elipse media; con ésta se junta la primera parte del trazo magistral directo hasta el centro del cuadrado (rombo en la cuadrícula inclinada) inferior de la caja; se forma luego una curva semejante a la curva de ligazón menor inversa, la cual toca en la línea inferior del renglón y en el inmediato caído de la izquierda, y continúa en perfil recto por el punto medio de la línea superior del renglón, para terminar con un trazo parecido a la curva de ligazón mayor directa. Este último trazo, que toca en un caído de la derecha y en la línea superior de los palos, es semejante al anterior perfil recto y se une a una curva compuesta, con la cual se termina la letra.

La K tiene el mismo principio de la H; pero en vez de seguir con la curva final de la h, forma en el espacio alto el principio de un trazo magistral directo de pequeñas dimensiones, cuyo perfil curvo termina en el vértice del ángulo superior derecho de la línea superior del renglón, donde se enlaza con un trazo transversal de un cuadrado (o de un rombo en la cuadrícula inclinada) que, como en la R, termina la letra.

Trazado de la O y derivadas. -La O se forma de la elipse mayor. Puede añadirse al último trazo una ligera modificación en espiral para darle mayor belleza.

La U se forma de la parte de elipse media que forma el principio de la J y de una elipse mayor que, en vez de terminar en el mismo punto donde comenzó, se interrumpe en la parte alta más gruesa y se une a la sección inferior izquierda de la elipse media.

La V comienza con el trazo de la J, sigue con la sección superior derecha de la elipse mayor y con un trazo recto grueso que termina en el punto en que el caído inmediato de la derecha corta a la línea inferior del renglón; a estos trazos se une la mitad derecha de la U y queda formada la V.

Trazado de la A y de sus derivadas. -La A se forma de un trazo de arranque, de un trazo recto mediano, que corre desde la línea del espacio alto hasta la línea de división de las nuevas bajas, del final de la curva compuesta y de un trazo recto horizontal que, colocado en la línea superior del renglón, une la parte de perfil recto del trazo de arranque con el regular o mediano.

Además, la A, la M y la N suelen llevar a la izquierda del trazado y en el cuadrado superior (rombo en la cuadrícula inclinada) del espacio alto la sección derecha de la elipse menor y la inferior de la elipse media en forma de vírgula, o el trazo inicial de la J.

La M se forma de un trazo de arranque directo; de un trazo regular o mediano, que se extiende desde la línea de los palos altos a la inferior del renglón; de un perfil recto que comienza donde el anterior termina y va a parar al vértice izquierdo de la línea de los palos altos para terminar de igual manera que la A, aunque sin el trazo recto horizontal.

Por último, la N se forma de un trazo de arranque directo y un trazo de arranque inverso, unidos por otro trazo semejante al segundo de la V producido en el rectángulo (romboide en la cuadrícula inclinada) que forman dos caídos con la línea de los palos altos y la inferior del renglón.

De las reglas anteriores es fácil inducir que las letras mayúsculas españolas pueden considerarse divididas en las clases siguientes:

3. Como es fácil observar viendo las láminas 9.ª y 10, se han introducido variaciones en el trazado de algunas letras mayúsculas, y para ello se han tenido presente consideraciones de belleza, facilidad, sencillez y uniformidad del trazado.

Es indudable que algunas letras de Iturzaeta son poco estéticas por ser desproporcionadas, como la H, o carecen de estabilidad artística, como la N, cuyas proporciones son además poco regulares, por lo cual se ha procurado evitar estos defectos trazando la C, Ch, E, G, H, K, L, Ll, N, S, J y X la forma que tienen en las láminas citadas.

Además, varias letras de Iturzaeta no se prestan al enlace y son de difícil construcción, causas las dos que explican suficientemente las modificaciones introducidas en la Qu y T.

Por último, se han uniformado el trazo de arranque y el magistral directo, que tienen dimensiones variables en algunas muestras de calígrafos modernos, y en toda modificación se ha pretendido llegar a la mayor sencillez del trazado.

La gran aceptación que ha tenido en nuestra patria la manera de escribir de Iturzaeta, ha hecho creer a muchas personas que la letra española deja de serlo si no se adapta por completo en su forma a los tipos del citado calígrafo; pero es preciso desechar tal preocupación, estudiando las obras de los más célebres calígrafos de nuestra patria, y viendo que lo esencial de la letra española no está en su inclinación actual ni en la forma de algunas letras, sino en el corte de la pluma y en el número y clase de trazos.

Otra razón abonan también los cambios que con respecto a la forma de algunas letras se han introducido en las muestras de este libro: la necesidad de que la letra cursiva y la magistral se hermanen y completen.

Varias letras de Iturzaeta, que se usan en la magistral, dejan de usarse en el cursivo porque no se prestan a las necesidades de una escritura hecha velozmente. Nadie hace la H ni la T a la manera de Iturzaeta. De todo esto resulta que el que aprende describir con el método de dicho autor tiene que transformar luego el cursivo, desviándole necesariamente de los tipos magistrales. En este libro, por el contrario, se ha procurado componer la letra magistral en vista de las condiciones comunes de un buen cursivo para que la derivación de éste sea natural y sencilla.

Signos de la escritura española inclinada

La forma adoptada para algunas mayúsculas es la que todos usamos en la escritura común, aunque hayamos aprendido con el método y las muestras de Iturzaeta; tiene mejor aire y facilita el enlace y velocidad de la escritura, evitando la transformación larga y defectuosa de la letra magistral en cursiva, que llevan consigo otras maneras de escribir menos sueltas y liberales.

Para facilitar más el enlace de las letras, convendría quizá introducir otras modificaciones en el trazado de algunas letras mayúsculas; pero no ha parecido conveniente hacerlo ahora, a fin de evitar perjudiciales y antiestéticas mixtificaciones de la hermosa letra española.

4. Las letras mayúsculas ocupan más extensión que las minúsculas; sus trazos necesitan mayor ejercicio en la mano del que escribe, y como son de uso menos frecuente, no suelen los que aprenden a escribir trazarlas con perfección; pero conviene fijarse en que dichas letras, por su tamaño y por el sitio en que suelen colocarse, son muy visibles, y por esto han de estar mejor trazadas, si cabe, que las letras minúsculas, y su figura ha de distinguirse por la perfección con que se hayan ejecutado.

Claro es que esta soltura se adquiere no sin trabajo, y que sólo se consigue con largos y repetidos ejercicios en vista de los buenos modelos.

5. El abecedario de letras mayúsculas es el que contiene las láminas 9.ª y 10.

 

 

e. - De los signos de puntuación. 1. Trazado de los signos de puntuación usados en nuestro idioma.

 

1. Los signos de puntuación, que como tales tienen valores lógicos, a más del prosódico o musical que la mayor parte representan, son trece: coma , punto y coma ; dos puntos : punto final . puntos suspensivos ... interrogación ¿? admiración ¡! paréntesis ( ) crema o diéresis ¨ guión - comillas «» y raya _, a los cuales se agrega ahora el acento ´ para no hacer su estudio caligráfico en sitio diferente.

El punto final y lo mismo el de la abreviatura, el de la i y el de la j es un trazo grueso de forma cuadrada. Tiene, pues, de ancho tanto como de largo. Duplicado de arriba a abajo forma los dos puntos; duplicado seguidamente a lo largo de una horizontal, forma la crema o diéresis, y repetido tres o cuatro veces en esta última dirección, constituye los puntos suspensivos.

El punto de la i, el de la j y los de la crema deben colocarse de manera que su centro coincida con el vértice de los ángulos que forman los caídos con la línea del espacio alto. El punto final y de abreviatura se coloca sobre la línea de las curvas bajas y un caído que la corte, y en el mismo sitio deben colocarse los puntos suspensivos. Los dos puntos deben colocarse sobre un mismo caído, uno en la línea de las curvas altas y otro en la de las bajas.

La coma es la sección derecha de la elipse del espacio alto, y se coloca en el punto de intersección en que un caído corta a la línea de las curvas bajas.

El punto y coma, como su nombre indica, consta de un punto y una coma que se colocan en un mismo caído: uno sobre la línea de las curvas altas y otro sobre la línea de las curvas bajas.

El acento tiene la misma figura de la coma; pero se coloca sobre el punto en que un caído corta la línea del espacio alto.

Las comillas constan de cuatro trazos: los del principio tienen la forma de dos acentos que se colocan en dos caídos contiguos y los del fin la de dos comas, que también se colocan en dos caídos próximos.

El guión es un trazo horizontal que ocupa el espacio entre los caídos, y se coloca en la línea de división.

La raya es de doble longitud, pero se forma también del trazo horizontal y se coloca igualmente sobre la línea de división.

Los guiones son dos rayas: una se coloca en la línea de división y otra en la de las curvas bajas.

La interrogación inicial comienza con una curva, cuya forma corresponde a la mitad derecha de la elipse menor, a la cual se une la mitad izquierda algo ampliada sin cerrar el espacio. Ocupa la mitad inferior de la caja y el espacio bajo y lleva un punto en la intersección del caído central y la línea de las curvas altas. La interrogación final es totalmente simétrica a la anterior; ocupa, por tanto, la mitad de la caja superior y el espacio alto, y lleva el punto en la línea de las curvas bajas.

La admiración inicial consta de un punto como el de la interrogación, y de un trazo regular o mediano, que ocupa desde la línea de división a la del espacio bajo; la admiración final consta del mismo trazo mediano, que ocupa la parte de un caído comprendido entre la línea del espacio alto y la de división. Este signo lleva también un punto en la línea de las curvas bajas, lo mismo que la interrogación final.

El paréntesis se forma de dos medias elipses mayores. El paréntesis inicial es la mitad derecha de la elipse mayor: el paréntesis final es la mitad izquierda de la citada curva. (Véase el trazado de estos signos en las láminas 9.ª y 10.)

 

 

f. - Cifras de la numeración. 1. Trazado de los guarismos manuscritos de la numeración arábiga en la letra española. -2. Advertencia sobre el trazado de las cifras de la numeración romana.

 

1. Las cifras o guarismos de la numeración arábiga -y no los números, como erróneamente dicen algunas personas- son signos de una escritura ideográfica, como ya se ha dicho y probado en otro capítulo de este libro; pero como estos signos se usan en escritura común, fuerza es conocerlos y necesario saber trazarlos.

Son diez las cifras que en nuestro sistema de numeración usamos, las cuales pueden verse trazadas en las láminas 9.ª y 10.

El cero es la o minúscula sin enlace. Se forma, por tanto, de la elipse menor.

El 1 consta de un perfil recto, que ocupa un cuadrado (rombo en la cuadrícula inclinada) del espacio alto en la dirección de la diagonal que va de izquierda a derecha y de abajo a arriba, y un trazo magistral directo.

El 2 consta de la curva compuesta inversa que, desde el punto de intersección con la línea del espacio alto, toma la dirección del perfil recto, de derecha a izquierda, a la manera de diagonal del paralelogramo113, formado por dicha línea, la inferior del renglón y dos caídos, con otro intermedio. Termina, por consiguiente, dicho trazo en el vértice del ángulo superior derecho de la línea inferior del renglón, y a él se une la tilde de la ñ duplicada de tamaño, como en el final de la Z mayúscula.

El 3 se forma de una elipse media incompleta y del final de la B mayúscula, ligeramente ampliado por la terminación.

El primer trazo ocupa solamente espacio y medio de los comprendidos entre dos caídos, y no se cierra, porque el trazo del principio lleva una ligera modificación en espiral.

El 4 se forma de la mitad derecha de la elipse mayor, de un trazo horizontal que corre por las líneas dejas curvas bajas, atravesando tres caídos, y de un trazo regular o mediano que ocupa parte de la caja y del espacio bajo.

El 5 consta de un perfil recto, diagonal de un paralelogramo del espacio alto, del trazo final de la B mayúscula y de la sección inferior de la elipse media, cuyos extremos tocan en la línea de los palos altos. Este trazo se une por la parte más gruesa al extremo del perfil recto.

El 6 se forma de la curva elíptica compuesta directa.

El 7 se compone del principio de la J mayúscula y de la mitad izquierda de la elipse mayor. Suele comenzarse el trazado del 7 en el espacio de la caja para dar alguna variedad al trazado.

El 8 comienza con un trazo semielíptico, circunscripto al cuadrado (rombo, en la cuadrícula inclinada) inferior del espacio alto; continúa con un trazo trasversal hasta la línea de división en el caído inmediato de la derecha; vuelve hacia la izquierda hasta tocar en la línea inferior del renglón; sube (y siempre en línea curva) por el caído inmediato de la izquierda hasta la línea de división, y desde allí va en trazo perfil hasta el punto donde comenzó el trazado.

Algunos calígrafos ponen el comienzo y el fin en la parte izquierda del signo; pero dicha forma es menos airosa, lo mismo en la letra vertical que en la inclinada.

El 9 se forma de la curva elíptica compuesta inversa.

El 9, a semejanza del 7, y por la misma razón, ocupa generalmente la caja y el espacio bajo.

2. También se usan las cifras romanas en la escritura común; pero estos signos no se pueden producir con letra española, sino con letra itálica, a la manera de los que se encuentran en el grabado adjunto, que se obtienen fácilmente con una pluma de corte inglés.

Cifras romanas

 

 

III. -Del ligado

1. El ligado y su importancia. -2. Trazos de enlace en la letra española. -3. Ejercicios de enlace.

 

1. Conocidos ya los signos de la Escritura, procede tratar ahora del ligado o enlace de unas letras con otras.

Las letras de una palabra se escriben enlazadas, unas a continuación de otras, por lo cual, el ligado, trabazón o enlace no es sólo un elemento caligráfico, sitio también un signo de valor lógico, puesto que el ligado de las letras en combinación con las distancias da idea de la palabra como unidad: la distancia entre unas palabras y otras y el ligado o enlace entre las letras de una misma dicción presentan las palabras del escrito claras y distintas, individualizadas y separadas unas de otras. Es, pues, el ligado causa de claridad en la escritura, y a la manera de un signo de puntuación como las distancias que se establecen entre algunas partes del escrito.

Como elemento caligráfico tiene también el ligado mucha importancia, porque relaciona formas y produce, por esto, combinación de líneas, lo cual aumenta las condiciones estéticas de la letra, da soltura y liberalidad al trazado, y es motivo de la mayor velocidad de la letra.

La regla principal del ligado es la siguiente: toda palabra debe escribirse sin levantar la pluma y de una sola vez, siempre que esto sea posible.

Las palabras ejemplo, mínimum, humífero y otras muchas, pueden y deben ser escritas sin levantar la pluma más que para el trazado de puntos y acentos; pero esto necesita del conocimiento preliminar de los trazos de enlace propios de la letra española.

2. No han dicho poco varios autores sobre este punto; pero conviene advertir que los medios de enlace son en realidad escasos, y no hay para qué clasificar un número tan corto de elementos, que ofrecen notables diferencias de trazado. Además, los casos de enlace son muchísimos y variados, y esto impide dar reglas para todos.

Conviene, sin embargo, imitar los buenos modelos, y advertir que los trazos de unión en la letra española son: el perfil recto, el perfil curvo y la vírgula.

El perfil recto une, por ejemplo, la j con la k minúsculas (véanse las láminas 9.ª y 10), y el perfil curvo, que es el trazo más común de enlace, une el primero de la a minúscula con el segundo, y éste con la letra siguiente.

Respecto a los enlaces de perfil se incurre generalmente en un error, pues se afirma que el perfil curvo, por ejemplo, se enlaza con el trazo siguiente en la línea de división. El perfil llega efectivamente a dicha línea; pero el trazo siguiente, que por regla general, es uno mediano, cubre parte del perfil anterior, y el punto real de enlace aparece algo más bajo de la línea de división. Lo mismo ocurre en otros muchos casos de enlace, en los cuales el trazo de unión está cubierto en parte por el trazo anterior o por el siguiente.

La vírgula de unión se forma del trazo derecho de la elipse mayor y de la sección inferior de la elipse media. Este trazo se usa para enlazar con la siguiente las letras que son elípticas por el final. De esta manera se enlazan, por ejemplo, la b, o y v con otras letras.

3. A fin de facilitar el enlace, pueden practicarse los ejercicios incluidos en la lám. 11, los cuales son muy a propósito para adquirir soltura en cada trazo de enlace.

 



 

IV. -De las distancias

1. Reglas y observaciones para determinar las distancias entre las letras y las palabras. -2. Separación de renglones, párrafos, capítulos y otras divisiones de los escritos.

 

1. Ya se ha indicado en el artículo precedente que no todas las letras se presentan unidas en los escritos: hay, pues, separaciones y distancias que el calígrafo debe conocer.

No pocos autores de Caligrafía han errado al hablar de las distancias entre letra y letra, pretendiendo determinar por reglas casuísticas y prolijas la separación que ha de existir entre las letras de una misma palabra, y al efecto han hecho para este solo fin una clasificación de las letras, que, a más de ser inútil, carece de lógica, porque no agota el número de objetos clasificados.

La razón de estas censuras es evidente, pues entre letra y letra de una misma palabra no ha, de haber distancia ni separación alguna. Por el contrario, han de estar todas unidas o enlazadas.

A lo sumo, podría estudiarse la distancia que debe haber entre los ejes geométricos de varias letras seguidas; pero este estudio, punto menos que imposible, porque habría que estudiar las combinaciones binarias114 de las letras, sería inútil, porque tales distancias quedan indirectamente determinadas con la forma y magnitud de las letras y con el estudio de los enlaces que, de ordinario, se verifican en la línea de división. Entre palabra y palabra debe existir aproximadamente el espacio comprendido por dos caídos con otro en medio.

2. Los renglones se forman con varias palabras escritas sobre una línea recta, de las llamadas horizontales. La distancia de los renglones se determina por la distancia de la caja. Entre las cajas de dos renglones debe haber una distancia algo mayor que el duplo de la anchura de la caja, a fin de que los palos bajos de un renglón no se encuentren con los palos altos del renglón siguiente.

Los párrafos tienen una separación fija y otra variable: la primera se encuentra al principio del primer renglón, en el cual se deja el hueco correspondiente a una N mayúscula del tipo y tamaño del escrito; la segunda corresponde a la distancia desde el punto final del renglón anterior hasta la terminación de éste, distancia que cuando existe se deja en blanco, aunque su longitud sea variable.

Entre capítulo y capítulo se deja el hueco de una a cuatro líneas, y estos mismos huecos suelen dejarse entre las varias líneas de los encabezamientos de un escrito.

Huecos algo mayores y el resto de la plana anterior suelen dejarse entre título y título de un escrito, y este hueco puede llegar hasta el del resto de la hoja anterior entre las partes o secciones más importantes de la producción caligráfica.

Además de estas reglas referentes a las distancias, hay necesidad de observar la siguiente: establecida una distancia entre palabra y palabra, línea y línea, et caetera, debe conservarse igualmente en todos los casos análogos del escrito.

 



 

V. -Inclinación de la letra española

1. Inclinación conveniente para la letra española. -2. Estudio y crítica de la letra llamada vertical. -3. Propaganda moderna de la letra vertical. Cultivadores de esta forma de letra en el tipo de letra española y en el tipo de letra inglesa.

 

1. La letra española no se ha escrito siempre con la misma inclinación. Juan de Icíar la escribió con una inclinación de ocho grados115, Casanova la escribió con diez y Torío llegó hasta los veinticinco. Los calígrafos contemporáneos han pasado de estos números, pues Iturzaeta escribió la letra española con veintiocho grados de inclinación y Alverá con treinta y dos.

Estos datos prueban que la letra española se puede producir caligráficamente con diversa inclinación, y que no es su característica una inclinación determinada.

2. Con esta materia se relaciona un asunto muy discutido en los últimos años: la conveniencia de sustituir la letra inclinada con la letra llamada vertical o derecha116. Se produce esta letra de manera que los trazos rectos medianos sean perpendiculares a las líneas superior e inferior del renglón (y, por tanto, a todas sus paralelas); circunstancia que, indudablemente, da algunas condiciones recomendables al escrito.

Esta modificación, originaria de Bélgica, ha sido aceptada por algunos calígrafos ingleses y generalizada por distintos países de América.

Algunos calígrafos y maestros de primera enseñanza combaten el uso de la letra vertical. ¿Hay motivo para ello? El estudio imparcial del asunto y su examen, hecho sin prejuicios, resolverá la cuestión.

La letra vertical se ha usado más que la inclinada. Son verticales las escrituras siguientes, entre otras menos importantes: hebrea, sánscrita, griega y romana. Esta última no sólo dio carácter a todas las escrituras anteriores al siglo XI, sino que es la usual en la imprenta; con lo cual queda dicho que la letra vertical se usa también ahora más que la inclinada, pues más se escribe con los moldes de los tipógrafos que con la pluma de los calígrafos.

De 298 escrituras impresas, de otros tantos idiomas y dialectos, examinadas para hacer este estudio, resulta que 259 tienen dirección vertical117 y no la tienen 39 solamente118.

De 274 manuscritos paleográficos de diversas épocas históricas, examinados para estos efectos, 226 son de forma vertical y 48 de forma inclinada; y verticalmente escribieron los hombres desde los tiempos de la invención de la escritura hasta que a fines del siglo XV comenzaron a usarse las letras llamadas bastardas, las cuales, como ya se ha dicho, fueron al principio de muy poca inclinación.

Además son verticales los siguientes tipos manuscritos: gótica, alemana, redondilla o francesa, y pueden serlo la italiana (que no es la itálica), la inglesa y la española.

También son verticales la escritura de ciegos y la escritura musical.

De estos datos resulta que la escritura vertical o derecha no es una invención moderna, sino la forma más generalizada y común de escribir en todas las épocas históricas. EL uso común es favorable, por tanto, a la letra vertical.

Nótense ahora las condiciones de la letra vertical y la letra inclinada, y compárense en cuanto a su belleza y a la facilidad de su aprendizaje y de su ejecución.

La inclinación no es nota esencial de la belleza; por el contrario, los objetos inclinados119 suelen carecer de condiciones estéticas. En cambio, lo que está colocado erguida y verticalmente es agradable a la vista; luego el creer que la letra inclinada es más bella que la vertical no puede ser otra cosa que un efecto de la costumbre. Las condiciones estéticas de la letra están en el número, clase, forma y proporciones de los trazos (no en su inclinación), y éstos no se alteran esencialmente en las letras verticales120. Además, las letras góticas y la francesa son letras derechas y a nadie se le ocurre negarles condiciones de belleza.

La letra vertical tiene también más estabilidad artística.

El paralelismo de líneas inclinadas, de inclinación determinada, y las formas de objetos en esta posición, son más difíciles de adquirir y fijar que las posiciones perpendiculares; luego la letra vertical será de más fácil aprendizaje que la inclinada, y esta facilidad es más notable cuando se aprende a escribir con la mano izquierda.

Así lo entendió, sin duda alguna, Fröebel, cuando en su obra La Educación del Hombre, dijo:

«Útil es para el niño aprender a trazar, desde temprano, letras formadas por líneas horizontales y líneas verticales».

La letra vertical además prepara para la enseñanza del dibujo, mientras la inclinada la dificulta por la tendencia de los niños a hacer inclinadas las líneas verticales.

De pequeños, todos tratamos de escribir en la posición en que están los árboles y andan las personas; pero la escuela violenta estas naturales tendencias.

La letra vertical debe, por tanto, enseñarse y usarse con preferencia a la letra inclinada en las escuelas y colegios de primera enseñanza.

La letra vertical es más legible. Basta para probarlo colocar las adjuntas líneas manuscritas a distancia que no se vean; acérquese el observador lentamente al rótulo y verá antes las líneas de letra vertical; lo que prueba que ésta es más clara y más legible:

En las mismas líneas se ve que la letra inclinada ocupa más superficie que la vertical, siendo más clara, a pesar de esto, la letra vertical.

También la letra vertical ha de ser más veloz, y por tanto, más fácil de ejecutar, pues la línea perpendicular desde un punto a una recta es siempre menor que cualquier oblicua. Contra este principio no puede ir la experiencia de los que, escribiendo habitualmente una letra inclinada, aseguran que tardan más en escribir verticalmente. Ya se comprende que esto es efecto de la costumbre; pero con igual ejercicio en una misma persona, la letra vertical se ha de escribir siempre con mayor velocidad, porque su trazado es necesariamente más corto. Esta diferencia hace que un escribiente que escriba tres horas diarias, al cabo de un año de labor (sin contar los días de fiesta) recorrerá con la pluma 12.000 metros más haciendo letra inclinada que haciendo letra vertical.

La letra vertical es más cómoda para escribir en pizarras o encerados murales, en libros grandes de contabilidad, de parroquias, registros civiles, etc, y en los modernos copiadores llamados hectógrafos, mimeógrafos, ciclostilos, etc.

Por último, los impugnadores de la letra vertical deben pensar que esta reforma caligráfica sólo representa el deseo de que la pluma produzca efectos naturales que no se desfiguren por la posición del papel.

Nótese que la pluma, lo mismo al escribir letra vertical que letra inclinada, se mueve al producir los trazos reculares o medianos en dirección perpendicular a la tabla del pecho, y que la inclinación de la letra se produce únicamente por la artificiosa o inútil inclinación del papel.

La reforma de la letra vertical se reduce a un cambio de posición en el papel.

Resulta, por tanto, que la letra vertical es preferible a la inclinada; pero tal preferencia está más justificada, si esto es posible, para la letra usual y corriente. Pase que el calígrafo, inspirándose en el gusto dominante del público contemporáneo, escriba la letra inclinada; pero nada justifica la enseñanza de tal letra en las escuelas de instrucción primaria121.

La letra vertical no se generaliza más por efecto de la rutina, que es ruta pequeña y vía estrecha.

La rutina es la negación de todo progreso, y una enfermedad infecciosa del hábito, que seca los mejores frutos del entendimiento y de la voluntad.

3. Convencido de la utilidad del uso de la letra vertical empecé hace poco tiempo la propaganda de la idea en España, estudiando el asunto en este libro, enseñándola en la Escuela Normal de Maestros de Madrid, escribiendo artículos en los periódicos diarios y profesionales y dando conferencias sobre el asunto con proyecciones luminosas en el Ateneo de Madrid y en otras sociedades artísticas y literarias; y los resultados han sido en extremo satisfactorios, pues actualmente la letra vertical se usa en muchos Institutos de segunda enseñanza y Escuelas Normales y en multitud de escuelas y colegios de primera enseñanza.

Además, muchas personas distinguidas escriben letra vertical: entre ellas se cuentan S. M. el Rey D. Alfonso XIII, SS. AA. RR. las Infantas doña Eulalia y doña María Teresa y varias damas y caballeros de la aristocracia madrileña.

La letra española, sin que pierda su carácter, puede escribirse verticalmente como cualquier otro tipo inclinado.

Véanse las láminas desde la 1.ª a la 11 y el Primer Método ilustrado de Escritura española vertical, por el autor de este libro.

Algunos calígrafos de nuestro país han comenzado a trabajar en esta forma de letra, y ya la escriben con notoria perfección D. Francisco García Carrillo, don Teodosio Leal, D. Santiago García y Rivero y don Martín Chico y Suárez, y dos o tres grabadores en piedra litográfica han comenzado también con fortuna a usar la letra española vertical.

Mucho más rica es la producción de letra inglesa vertical.

Son muy notables, entre otras muchas, las obras de Newlands y Row122, y las de Jackson123, de Londres; y además, en Inglaterra y en América se han fundido tipos de letra inglesa vertical, usados en obras importantes de enseñanza124.

En Alemania este asunto ocupa la atención de calígrafos, higienistas y pedagogos, y diariamente se publican artículos en pro de esta dirección de la letra manuscrita125, y en otros países la letra vertical se va abriendo camino.



VI. -De la ornamentación de la letra

1. Notas sobre la ornamentación y adorno de la letra. -2. Del rasgueo. -3. Opiniones de Torío. -4. Reglas de Stírling. -5. Buenos modelos para restaurar el rasgueo de buen gusto en la letra española.

 

1. Las letras caligráficas, sea cualquiera el tipo a que pertenezcan, pueden trazarse con líneas combinadas artísticamente, que den mayor belleza plástica a los signos de la Escritura. Esto constituye la ornamentación126o adorno de la letra. Los trazos de adorno no son signos, sino combinaciones de líneas que se colocan alrededor del signo gráfico127.

Es, por tanto, la ornamentación o adorno de la letra el conjunto de trazos accesorios que embellecen o hermosean los signos de la escritura128.

La letra española, como cualquier otro tipo gráfico, es susceptible de ornamentación, y conviene adornarla, por lo menos, en los encabezamientos de escritos caligráficos esmerados, en la letra inicial de los capítulos y demás partes principales de la composición y en otros casos análogos.

Las letras mayúsculas iniciales de párrafo con adornos se llaman letras floridas, y cuando entre estos adornos se encuentra una figurilla o un símbolo, se denominan historiadas.

Los abecedarios de letras blancas, de figuras (el diabólico, el rústico y otros semejantes), son también producciones caligráficas con adornos.

Cabe en el adorno de la letra el uso de tintas de color, y de ello nos dan gallardos ejemplares los libros de coro antiguos, como los del Monasterio del Escorial, cuyas letras son obras notabilísimas de la Caligrafía española.

La ornamentación de la letra no tiene más que una regla: el buen gusto, que se forma imitando buenos modelos, y que impide adornar las letras con trazos que no se acomoden al estilo de la producción gráfica.

La ornamentación de la letra exige un conocimiento, siquiera sea elemental, del dibujo de adorno, por lo cual nada difícil debe intentarse en esta materia sin aquel conocimiento preliminar.

Véase la lámina 12, que tiene letra gótica con ornamentación de rasgueo.

2. El rasgueo es una especie de adorno que consiste en prolongar alguna parte de las letras en curva graciosa y elegante, o en añadirles algún trazo que reúna estas condiciones. El rasgueo es un adorno sencillo que puede usarse hasta en la letra común o corriente para darle soltura y buen aire: las rúbricas son aplicaciones del rasgueo129. Iturzaeta despojó a la letra española de los rasgos sueltos, airosos y elegantes con que la escribieron los grandes calígrafos españoles, y escribió una letra seca, árida, rígida y falta de plasticidad.

3. Torío, al tratar del rasgueo, hace las siguientes consideraciones:

«Los rasgos o lazos en la letra son lo mismo que los adornos en las mujeres, que ni las hacen más feas ni más hermosas de lo que son. Por lo mismo dice Morante que no es necesario, para escribir bien, saber hacer rasgos, porque así como hay buenos rasgueadores malos escribientes, hay también buenos escribientes malos rasgueadores. Sin embargo, yo estoy persuadido con el Hermano Lorenzo Ortiz (página 9 del Examen), que los rasgos naturales y sin un violento artificio dan bizarría a la letra y la desenfadan maravillosamente; porque el ayre y soltura con que se usa de la pluma rasgueando, se pega a la letra cursiva y la hace ayrosísima: así como la fábrica de un palacio, que aunque sea sólida y esté hecha conforme a las reglas arquitectónicas, si entramos en sus aposentos, no nos agradan tanto desnudos como vestidos y adornados, ni vestidos y adornados groseramente que con delicadeza y primor, sin embargo que conocemos no alza ni baja, ni quita ni añade al mérito que en sí tenga la construcción o fábrica material o arquitectónica de tal palacio».

4. Stírling sometió a reglas el rasgueo, respecto del cual dice el famoso calígrafo:

«El rasgueo se ejecuta con el movimiento de todo el brazo y con pluma cortada a la inglesa. La pluma se toma del modo siguiente: La canal se apoya en la tercera parte alta de la yema del dedo medio, con dirección algo oblicua para que no salpique. La pluma cambia de posición, es decir, que debe estar en la dirección que quiera darse al rasgo. Como la más segura y cómoda es la de la pluma del óvalo horizontal, el pendolista puede cambiar la posición del papel a fin de no variar las de la mano y pluma; pero a los principiantes les será mejor acostumbrarse a todas las posiciones. Otra observación se presenta, y es que muchas veces, para lograr el buen resultado del claro-obscuro que a ciertos rasgos se propone dar el pendolista, gira la pluma entre los dedos mientras está ejecutando.

Los rasgos deben tener gran soltura, pero no ejecutarse con precipitación, por cuanto es necesario cierto tiempo para que mientras se ejecuta, se pueda calcular y fijar la vista en el punto por donde va a pasar la pluma.

Las miras principales que debe tener el pendolista son:

1.ª Conservar en el rasgueo el mayor paralelismo posible.

2.ª No cruzar jamás dos gruesos o llenos, técnicamente llamados golpes de pluma.

3.ª Dar los golpes que sean proporcionados al grandor de los rasgos, y éstos al de las letras que con ellos se ornamentan.

Como nunca sucede que un rasgo siga línea recta, el grueso no debe presentarse igual, sino en aumento y disminución progresiva, lo que es bastante fácil, pues naturalmente la pluma va dando mayor grueso a medida que entra en su posición, aligerándose cuando la deja porque los gavilanes van cerrándose.

4.ª Se tendrá sumo cuidado, por ser defecto capital, de evitar que el golpe de un rasgo toque a ninguna letra, procurando que no sean muchos los perfiles que pasen por entre las minúsculas.

5.ª Uno de los inconvenientes que tiene el pendolista al hacer los rasgos de golpe es que, cansándose la pluma, dejo luego de marcar con finura el perfil, y por consiguiente, que se pierda el brillo del claro-obscuro que forma la belleza del rasgueo. Para remediar este defecto puede efectuarse toda la composición de simple perfil con tinta debilitada, y luego con otra más gruesa añadir los gruesos en el lugar correspondiente. Otras de las ventajas que presenta este modo de ejecutar los rasgos consiste en que, haciéndose los gruesos después, se pueden corregir las faltas del paralelismo en que tal vez se haya incurrido.

6.ª Cuando se quiere rasguear en escala menor, por ejemplo, un nombre en una tarjeta, se empleará el movimiento de muñeca, afianzando ligeramente el antebrazo en la mesa y rozando el papel los dedos inferiores130 harán seguir los tres superiores.

7.ª El pendolista acostumbra a hacer uso de los rasgos dibujados o calcados cuando en una gran composición poligráfica se propone repetir una parte del rasgueo en sentido inverso, para lo cual dibuja la parte que intenta producir, y doblando el papel lo coloca encima de un paño y con una aguja pica el dibujo, lo pasa por medio de un cisquero y luego lo resigue ligeramente con un lápiz; sacude el polvo que ha quedado debajo, enmienda las curvas y el paralelismo, lo perfila con una pluma muy fina sirviéndose por lo regular de tinta china, y últimamente le añade los gruesos que resultarían si se ejecutaran de golpe. Lo mismo puede hacerse respecto a toda la composición rasgueada, mas para ahorrar tiempo, antes de perfilar con tinta, se marcan los gruesos de una sola plumada, perfilándose después, y últimamente se concluyen para que no queden dentados; llámase a esto limpiar los rasgos. De este modo lo han verificado en sus composiciones ortográficas los más célebres calígrafos, como Tomkins, Smith y otros.

Bien penetrado el discípulo de las instrucciones que acabamos de dar, pasará al ejercicio de la posición de la pluma, empezando por las líneas paralelas horizontales, procurando dar presión igual a la pluma desde un extremo a otro; después ejercitará las que empiezan por fino, y gradualmente se van cargando, teniendo la mayor presión en el extremo; cuando se halle práctico en esto, continuará las que empiezan por presión, aligerando la pluma hasta su fin; luego hará la reunión de los dos sin romper, y últimamente cargará los golpes en los extremos. Cuando se haya ejercitado en estos rudimentos imitará las paralelas oblicuas, colocando la pluma en su segunda posición, y después hará larga práctica de los óvalos espirales con la posición que indica la pluma que en ellos se halla, procurando el mayor paralelismo posible en estos óvalos, principio y fundamento del arte de rasguear. Ejercitado que esté en los óvalos y con la pluma en tercera posición, ejecutará con mucho esmero el estudio del enroscado a fin de que se obtenga igualdad en las distancias. Se advierte aquí para ésta y las siguientes lecciones, que sin levantar la pluma debe continuarse hasta el extremo del papel el rasgo que se imita, de los cuales no se presenta más que un pedazo, con el objeto de ahorrar láminas que necesariamente deberían aumentar el coste de la obra sin darle utilidad mayor. Concluido este ejercicio pásese al siguiente, observando que como puede hacerse un rasgo sin tenerlo en la memoria, deberá el principiante tomar una pluma seca y ensayar sobre el modelo la formación de él, y cuando esté seguro de recordarlo, bañándola en tinta imitará con movimiento muy pausado el mismo modelo, con el objeto de que pueda dirigir la vista al original sin levantar la pluma.

Hasta aquí el estudio preparatorio para saber rasguear; entra ahora la clase de rasgos que se usan en las escrituras de adorno. Para esto es necesario retener en la memoria una colección de rasgos a fin de apreciarlos cuando convenga.

Sólo falta añadir que al trazar varios renglones deben éstos juntarse para que unos con otros presenten enlace, y dado caso que no se uniesen, deben añadirse entre ellos ciertos elementos que los enlazasen entre sí. Se pondrá mucho cuidado en no hacer pasar una línea por su mismo punto de intersección y que los triángulos que resulten se distingan claramente. No hay necesidad de complicar los rasgos que sirven para los extremos de los renglones.

Una observación más es indispensable. Los que no han hecho un estudio profundo de este arte pecan por acumular rasgos en torno del nombre que quieren adornar, con lo que en vez de hermosearlo presentan una algarabía defectuosa».

5. Aparte de estas reglas, es conveniente inspirarse en las obras de Morante, Casanova, Palomares, P. Delgado, Torío, Stírling, y otros grandes calígrafos españoles131, para restaurar en la letra nacional el rasgueo de buen gusto y sacarla de los mezquinos moldes en que Iturzaeta la encerró.

El rasgueo de Nassero, el antuerpiense, es digno también de ser imitado.



 

VII. -Letra cursiva

1. Letra cursiva y condiciones que debe reunir. -2. Relación que debe haber entre la letra cursiva y la magistral.

 

1. En el capítulo primero, apartado b, de esta sección de Conocimientos técnicos, se dijo ya qué se entendía por letra cursiva y qué por letra magistral, y se indicaron además las diferencias que existen entre estas dos maneras de escribir.

Siendo como es la letra cursiva una variedad de la magistral, ha de tener, para que sea artística, las mismas condiciones generales de cualquiera producción caligráfica; pero a fin de que sea útil, necesita además escribirse con más velocidad que la magistral.

En efecto, la letra cursiva se emplea en los escritos de uso común, los cuales han de ser producidos en breve tiempo; luego la letra que en ellos se use ha de tender a dicho fin.

Esta necesidad de un cursivo rápido es tan apremiante en muchos casos, que a veces, para atender a ella, se deforma la letra usual, y no son pocos los principiantes que pierden buenas costumbres caligráficas sólo por conseguir mayor rapidez en la escritura. La necesidad de tomar apuntes rápidamente y la de escribir para la imprenta, suele ser causa de que la letra se vicie y se corrompa.

Contra este vicio ha de prevenirse el calígrafo considerando que la velocidad de la escritura debe nacer del ejercicio ordenado, sin perjuicio de la forma clara y elegante del trazado, y no de un simple e impremeditado aceleramiento de la mano.

Además, la costumbre, inspirada en el buen gusto, permite que en la letra cursiva se alteren las dimensiones relativas de algunas letras. Por esta razón, en la letra cursiva la longitud de las letras que tienen alguna parte fuera de la caja es algo mayor que el doble de la misma caja, aumento relativo que se nota principalmente en las letras mayúsculas. En cambio, las cifras de la numeración se reducen hasta el punto de no ocupar sino el espacio correspondiente a la caja más la mitad.

Para dominar perfectamente un carácter de letra, es necesario comenzar su estudio por la letra magistral. Adquirida la perfección del trazado en el tamaño común de primera, se va disminuyendo paulatinamente hasta que la altura de la caja quede reducida a la de la letra en la regla de quinta de Alverá132.

Cuando estos ejercicios han sido metódicos, la derivación de la letra magistral en cursiva es sumamente fácil, aunque la velocidad y rapidez del trazado no se adquieran en breve tiempo.

2. Con lo antedicho se afirma que la letra cursiva debe semejarse geométricamente a la magistral; debe derivarse de ella y ha de reunir sus mismas condiciones de belleza.

Ahora bien, los modelos de letra magistral deben estar compuestos en vista de las condiciones comunes de la letra cursiva a fin de no ir desde el origen en contra de las condiciones generalmente establecidas y de las costumbres por todos practicadas. La letra magistral debe ser en lo fundamental la misma letra cursiva, más común dentro de un tipo, depurada por el buen gusto y embellecida por el arte. Cuando la letra magistral se compone caprichosamente, impide la formación sencilla y natural del cursivo; las personas que aprenden una letra magistral artificiosamente construida, se ven tarde o temprano en la necesidad de abandonar las primeras prácticas de Escritura y de inventar un cursivo útil, aunque no sea tan bello.

Véase la lámina 18, en la cual se ofrece una composición reducida de Torío, que tiene seis líneas de buena letra cursiva.

 

 

VIII. -Carácter de la letra española

1. Diversos tipos de letras más conocidos y usados en España. -2. Diferencias esenciales de dichos tipos y causas de las mismas -3. Condiciones especiales de la letra española en comparación con las de otras letras. -4. Tipo de letra que nosotros debemos preferir.

 

1. Los tipos de letra más conocidos y generalizados en España son: la letra española, redondilla, inglesa, italiana, gótica, alemana e itálica. (Véanse las láms. 9, 10, 11, 13, 14, 15, 16 y 17.)

2. Estos tipos de letra se distinguen primeramente en que unos son cursivos y otros de adorno, por tener, los primeros trazos, que se prestan al enlace, y por carecer de ellos los segundos133. Son tipos cursivos la letra española, redondilla, inglesa e italiana, y son de adorno la gótica, alemana e itálica.

Se distinguen además los tipos de letra por la forma de la pluma, lo cual da efectos diferentes en los trazos.

La letra española se escribe con plumas de pala de distinto grueso, cuyo corte es perpendicular a la hendidura; la letra redondilla, la gótica y la alemana se escriben también con plumas de pala de distintos gruesos, pero de corte oblicuo a la hendidura; la letra inglesa y la italiana se escriben con pluma fina, única para todos los tamaños de letra134, y la letra itálica se puede escribir con la de letra inglesa y con la de letra redondilla, aunque los codeos resultan diferentes.

La letra española se diferencia de la redondilla, no sólo por la forma de las curvas, sino porque tiene cuatro trazos rectos de diferente grueso, a causa del corte de la pluma (véanse las láms. 9.ª y 10). El trazo regular o mediano es el trazo que esencialmente distingue a nuestra letra nacional de los demás tipos de letra. Este trazo es un efecto del corte de la pluma de letra española.

Las plumas de pala con corte oblicuo dan los trazos perpendiculares a la línea inferior del renglón del mismo grueso que los perpendiculares al perfil. En realidad, las letras que se producen con pluma de pala de corte oblicuo no tienen más que dos trazos rectos: el perfil y el grueso en distintas direcciones135.

Los tipos de letra se diferencian también por la distribución de gruesos y perfiles.

Los tipos de letra que se escriben con pluma de pala tienen gruesos al subir y al bajar de la pluma: la letra inglesa los tiene al bajar y la italiana al subir136.

La letra itálica es, en realidad, la de imprenta o romanilla inclinada. (Véase la lám. 17.)

Esta letra tiene generalmente los enlaces en el tercio superior y en el inferior de la caja. Cuando se escribe con plumas de pala tiene los codeos gruesos, y cuando se escribe con pluma fina, a la manera de Stírling, los tiene de perfil curvo.

La letra gótica se diferencia mucho de la alemana en la forma de las letras, especialmente de las mayúsculas, como puede verse en las láminas 14 y 15; pero aún se diferencian más en los codeos, pues tanto el superior como el inferior son de ángulo rectilíneo en la gótica y de curvilíneo en la alemana.

Además, el perfilaje de la gótica es de líneas rectas y el de la alemana de líneas curvas.

Conviene advertir, por último, que la inclinación no es diferencia esencial de dichos tipos de letra, porque todos ellos pueden tomar, SIN PERDER EL CARÁCTER, la forma vertical o la forma inclinada, aunque de ordinario tengan una de estas dos.

3. La letra española consta de veintitrés trazos diferentes que, en resumen, son modificaciones de dos radicales: uno recto y otro curvo elíptico. Estos trazos son muy variados en la forma y posición, pero fáciles de ejecutar, porque no proceden más que de dos raíces diferentes. En cuanto a los matices del grueso, ofrece cuantos puede ofrecer un tipo de letra, como ya se dijo al explicar la formación de la elipse mayor. La letra española, por tanto, en medio de su sencillez de construcción, tiene una riqueza de elementos gráficos no superada por ninguna otra clase de letra. Algunas de ellas, ricas también en trazos, como la redondilla, llegan en el número y variedad de los curvos hasta donde la letra española, pero ninguna como ésta tiene cuatro trazos rectos, que es lo que caracteriza a nuestra escritura nacional.

En la letra española dominan los trazos gruesos, y precisamente en los extremos de la letra, que son las partes características del trazado137, lo cual le da grandes condiciones de permanencia. Las letras mayúsculas se componen principalmente de trazos curvos: en las minúsculas entran aproximadamente tantos rectos como curvos.

Estos elementos permiten muchas y diferentes combinaciones gráficas, el contraste y no pocos matices de luz y sombra (claro-obscuro), que en conjunto produce la varia intensidad del grueso de los trazos.

La pluma para letra española ha de ser de corte ancho y perpendicular a la hendidura. La letra española se produce suavemente con una presión siempre igual de la pluma, la necesaria para que suelte la tinta, y esta circunstancia permite que se pueda escribir con mucha velocidad.

La letra española tiene, por tanto, elementos de belleza, y es muy útil por su permanencia y velocidad. Por la naturaleza de los trazos que la forman, es de un trazado robusto y libre, pero es preciso reconocer que, por esta misma causa, no es tan esbelta ni tan airosa como la letra inglesa o la italiana. Además, su conjunto se presenta muy recargado de sombra o trazos gruesos.

La letra redondilla o francesa tiene abundancia de trazos, aunque rectos solo tiene dos; es de líneas sueltas y rotundas, se compone principalmente de un trazo recto y de una curva, casi circular, que son más abiertos que los de la letra española; es muy permanente, y, por escribirse con presión igual de pluma, puede producirse con mucha velocidad.

Tiene, pues, esta letra condiciones muy semejantes a la de nuestra letra, y a ella es también aplicable la observación referente a la preponderancia de los trazos curvos.

La letra gótica es mucho más pobre en trazos que las anteriores, pues casi todos sus signos se forman de trazos rectos de igual grueso, y sólo admite algún trazo curvo en las letras mayúsculas. Se produce verticalmente, y, aunque la presión de la pluma es siempre igual, la forma angulosa de los trazos, su perfilaje y la falta de enlaces impiden que esta letra tenga cursiva.

Análogas consideraciones pueden hacerse respecto a la letra alemana, aunque sea más airosa que la anterior, porque de ella forman parte varios trazos curvos.

Algunos autores españoles, queriendo realzar el mérito de nuestra letra nacional, han seguido el punible sistema de rebajar el de otros tipos de letra, afirmando, sin conocimiento de causa, que sólo la letra española es merecedora de atención y estudio.

La letra española no necesita que se rebaje el mérito de otras letras para que ella luzca sus excelentes condiciones caligráficas.

No hay que incurrir, por tanto, en exageraciones al hablar de la letra inglesa, que ha sido, sin motivo alguno, el objeto principal de los citados ataques.

La letra inglesa tiene gran variedad de trazos curvos muy airosos y elegantes, análogos, aunque otra cosa parezca, a las líneas centrales de los trazos españoles, porque se originan todos, como éstos, de curvas elípticas de mayor o menor desarrollo. Sólo usa de dos trazos rectos con inclinación, y tiene la ventaja inapreciable de producirse en todos los tamaños con pluma fina, prestándose al cursivo tanto o más que cualquier otro tipo de letra.

Es verdad que el trazado de la letra magistral inglesa exige diferentes presiones de pluma; pero también es cierto que estas presiones desaparecen en el cursivo; y como el ligado de esta letra es tan natural y sencillo, de aquí que su forma cursiva sea una de las más claras y de más veloz ejecución.

La letra magistral inglesa pierde pronto su perfilaje, que se encuentra precisamente en la parte característica del trazado; es, por tanto, muy poco permanente esta variedad de letra; pero no ocurre lo mismo con el cursivo inglés, porque sus trazos son casi todos de igual grueso.

De menos condiciones caligráficas que la letra inglesa es la italiana, que casi no tiene otro trazo más que el perfil curvo. Las líneas de esta letra son airosas y elegantes, pero carecen de contrastes y son de poca permanencia.

La letra italiana, por su forma y enlaces, se presta mucho al cursivo.

La letra itálica consta principalmente de un trazo, recto grueso y de otro curvo. Es pobre de combinaciones, y carece de cursiva. Es, pues, una letra de adorno.

Hay, por tanto, varios tipos de letra de buenas condiciones caligráficas, alguno, como la redondilla o francesa, se iguala en conjunto con la española, pero puede afirmarse que ninguno supera a nuestra letra, pues su magistral es notablemente bello y su cursivo útil como el que más138.

4. Después de lo dicho en los párrafos anteriores, fácil es afirmar que en el caso de no poder conocer más que una clase de letra, debemos preferir la letra española.

Ni su belleza, ni su utilidad, son superadas por ningún otro tipo de letra; es además la escritura nacional, y como españoles, estamos en el deber de conservar las costumbres y tradiciones patrias.

Por último, conviene saber que la enseñanza de la letra española es obligatoria en las escuelas primarias en virtud de la Real orden de 7 de enero de 1835, que el Secretario de Estado y del Despacho de lo Interior comunicó al Presidente de la Dirección general de Estudios.

El reglamento provisional de escuelas de 26 de noviembre de 1838, nada dice respecto a este punto, y por ello no puede considerarse derogada la Real orden a que se ha hecho referencia.

Esto no impide, como es natural, que se enseñen y aprendan otros tipos de letra de indiscutible belleza y de indudable utilidad.



 

IX. -De la obra caligráfica en general

a. - Cualidades de la obra caligráfica. 1. Limpieza, claridad, soltura y elegancia de la letra. -2. Corrección ortográfica. -3. Defectos que debemos evitar en las obras caligráficas.

 

1. Conocidos los materiales necesarios para escribir, estudiadas las cualidades del calígrafo y examinados con detenimiento los signos de la escritura y las partes de que se forman, resta exponer ahora algunas observaciones sobre la obra caligráfica en general y sobre la manera de producirla.

Toda obra caligráfica ha de reunir las cualidades propias de la belleza, y, por tanto, tendrá unidad, verdad, bondad y perfección; pero como estas cualidades comprenden otras más concretas, los autores de Caligrafía estudian alguna de éstas, entre las cuales se encuentran la limpieza, claridad, igualdad, proporción, soltura y elegancia de la letra.

Consiste la limpieza en que la obra caligráfica contenga solamente los signos propios de la escritura, bien trazados y en el lugar correspondiente.

Los borrones, manchas, rasguños de la pluma, las raspaduras, los chisporroteos de tinta y las huellas del lápiz, que son cosas distintas de los signos escritos, y las enmiendas, interlineados y trazos defectuosos, que van contra la perfección de la letra, son a la vez faltas imperdonables contra la limpieza.

La claridad es la distinción de partes. Se falta a la claridad por la deformación del trazado, por la mala colocación de los signos y por la abundancia de adornos.

Las obras escritas se producen únicamente para que sean leídas con facilidad: va, por tanto, contra el fin primero y principal de la Escritura todo el que no da suficiente claridad a lo que escribe.

Son cualidades opuestas a la claridad la confusión y oscuridad de la letra.

La igualdad es la comparación de objetos de la misma calidad y cantidad. Significa, pues, igualdad en Caligrafía, que los signos del mismo nombre y especie sean de la misma forma y magnitud, y que las distancias entre los signos, renglones y partes principales del escrito, sean siempre las mismas en casos análogos.

Como se ve, la igualdad se refiere también a la altura en la letra vertical y a la longitud en la inclinada, así como a su anchura.

La igualdad de formas recibe el nombre particular de uniformidad, así como la igualdad de inclinación en los trazos se llama paralelismo.

La cualidad contraria a la igualdad es la desigualdad.

La proporción es la igualdad de relaciones por diferencia o por cociente en los objetos capaces de cantidad. En la obra caligráfica quiere decir tanto como equidiferencia, y aun igualdad de cociente, entre las partes de los signos escritos y entre unos signos y otros.

La propiedad contraria a la proporción es la desproporción. Una A mayúscula, por ejemplo, será desproporcionada si es más alta en la forma vertical o más larga en la inclinada que una l minúscula del mismo escrito.

Nace la soltura de la libertad de movimientos en la mano del que escribe, y se manifiesta por la rotundidad de los trazos, la facilidad de los enlaces y la gallardía del rasgueo.

La elegancia es una distinción agradable de los objetos: es una cualidad no inherente a la belleza, pero sí muy parecida. Conviene la elegancia a las producciones del arte, y, por tanto, a las de la Escritura, en la cual se manifiesta por la oportunidad y por la congruencia de los adornos y el esmero y delicadeza en la ejecución de los detalles.

Es la elegancia, en suma, una de tantas maneras de exteriorizarse el buen gusto del que escribe.

2. Por último, toda escritura, y muy particularmente la bella escritura, necesita corrección ortográfica. Al tratar de la Gramática como arte auxiliar de la Escritura, ya se indicó la importancia de escribir correctamente, esto es, con sujeción a reglas, y cuán censurable es una falta de ortografía en escritos bellamente trazados, por lo cual no se ha de añadir nada ahora sobre esta materia.

3. Indicadas las buenas condiciones de los escritos, quedan dichos implícitamente los defectos que debemos evitar. Se originan algunos de añadiduras inútiles o feas en el escrito, como los borrones o enmiendas, otros de faltas de claridad por deformidades o supresión de letras y por la impropiedad de los adornos, y nacen algunos de cambios de signos, de formas y de tipos, sin razón ni motivos justificados.

Algunos defectos, como el de las incorrecciones ortográficas, proceden de la inteligencia; otros como la estrechez de la letra, el aprovechamiento del papel, la mala distribución del escrito y las combinaciones chocarreras, provienen del mal gusto, y, por último, lo imperfecto del trazado se origina por faltas de ejecución y de habilidad técnica de la mano.

 

 

b. - Momentos de la producción caligráfica. 1. Concepción y composición de la obra. -2. Postura más conveniente para escribir bien la letra española. -3. El borrador: tanteo o distribución del espacio. -4. Reglas para la ejecución y corrección de las obras caligráficas. -5. Notas sobre el público de la escritura.

 

1. La imaginación del calígrafo inspirado reproduciendo formas no vistas y combinándolas libremente, concibe la obra de igual manera que el pintor concibe un cuadro o el escultor una estatua; la razón ordena luego los elementos acumulados por la imaginación, elimina los inútiles, procura los complementos que faltan, sustituye los que convienen y la obra caligráfica queda compuesta en la mente del artista.

2. El momento siguiente a la composición de la obra es la ejecución, la cual requiere determinada postura en el que escribe, en la pluma y en el papel.

El calígrafo puede estar sentado para escribir. Es posible también escribir de pie, pero no es costumbre.

De pie o sentado, el calígrafo debe tener recto el tronco, la cabeza derecha o ligeramente inclinada hacia adelante; y de estar sentado debe tener los pies apoyados en el suelo, tarima, etc.; la pierna izquierda ligeramente adelantada con respecto a la derecha, el brazo izquierdo apoyado del todo en la mesa y la mano del mismo lado sobre el papel para sujetarle.

Es de mucho interés la buena postura del tronco en el ejercicio de la Escritura. Notables autores de Higiene sostienen que enfermedades de la vista provienen de posturas viciosas en el acto de escribir, y no atribuyen a otra causa las desviaciones, más o menos perceptibles, de la columna vertebral.

Para evitar tamaños inconvenientes, consideran indispensable los higienistas la postura totalmente vertical del tronco, y el uso de la letra derecha o no inclinada139.

El brazo derecho debe estar casi del todo al aire, pues solamente debe apoyarse en el borde de la mesa por el punto que separa la tercera parte del antebrazo más próxima al codo.

La mano ha de estar colocada también convenientemente para que la obra caligráfica se produzca con facilidad, y estará bien colocada si los planos tangentes a las caras interna y externa de la muñeca, inclinados hacia el tronco del que escribe, forman con el plano en que la escritura se produce un ángulo de cuarenta y cinco grados.

Toda la mano derecha se ha de apoyar suavemente en la parte inferior del pulpejo del dedo meñique, que se colocará extendido sobre el papel, y en el cual descansará directamente el anular, que debe estar ligeramente encorvado hacia afuera. En el anular descansará el dedo corazón, que, con el índice y el pulgar, sujeta la pluma.

Este instrumento debe tomarse con dichos tres dedos, de tal modo, que las extremidades de estos órganos sean tangentes a un plano que corte perpendicularmente al eje del portaplumas, y que esté aproximadamente a cuatro centímetros del corte de la pluma. Para conseguir este resultado es preciso arquear ligeramente hacia afuera los tres dedos con los cuales se toma la pluma.

Dicha posición de la mano es la más a propósito para producir con soltura y velocidad una letra caligráfica; pero conviene advertir que no es esta la única postura que puede tener la mano para escribir bien; con posturas muy extravagantes de este órgano corporal se han producido en todos los tiempos obras escritas en las mejores condiciones caligráficas.

La pluma se tomará de manera que el portaplumas salga por el primer tercio de la falange del dedo índice, en la dirección del codo.

El papel se colocará de manera que la bisectriz del ángulo inferior de la izquierda sea perpendicular al borde de la mesa o del límite anterior del plano en que se produce el escrito.

Estas reglas se refieren a la producción de la letra inclinada. Las reglas para escribir la letra vertical según Otto Spérling, profesor en Leipzig, son las siguientes:

«1.ª La parte media del papel debe corresponder al centro del cuerpo, de manera que las líneas tengan la misma dirección del borde anterior de la mesa140. 2.ª Ambos brazos deben descansar sobre la mesa, de manera que queden sus dos tercios sobre ella y en una misma dirección hacia la parte media de las líneas, guardando ambas manos la misma distancia del cuerpo. Los codos deben quedar algo distantes del cuerpo. 3.ª El hueco de la mano debe dirigirse a la izquierda. Los tres dedos conque escribimos deben doblarse ligeramente (no encorvarse). La punta de la pluma debe pasar tres centímetros del extremo del índice, y la parte superior del portaplumas debe dirigirse hacia el codo. La mano se apoya en la yema del dedo pequeño. 4.ª Los trazos medianos resultan por medio de una ligera flexión de los tres dedos que escriben y de modo que la punta de la pluma se mueva en dirección al centro del pecho. Por medio de una fuerte flexión de los dedos resultan trazos medianos inclinados hacia la izquierda. 5.ª Al escribir un renglón debe moverse el brazo continuamente hacia la derecha».

3. La obra caligráfica, más que cualquiera otra producción artística, necesita del ensayo para que la ejecución sea fácil y perfecta. El ensayo de la obra caligráfica recibe el nombre propio de borrador o borrón.

El borrador, como todo ensayo, sirve para apreciar las dificultades de la ejecución, para la distribución material de la obra y para juzgar de la importancia del efecto.

Lleva, pues, consigo el borrador la necesidad de distribuir el espacio, esto es, la superficie del papel, la elección de tipos y formas de los encabezamientos y del resto del escrito; las distancias de unos elementos gráficos a otros, el estudio, en fin, de todas las dificultades que puede presentar la ejecución. El borrador debe ser una verdadera previsión de la obra caligráfica.

4. La ejecución de esta obra está sujeta a los dos principales preceptos siguientes: observancia de las reglas dadas para la producción de los signos gráficos, y mucha lentitud en el trabajo. Cualquier olvido, por pequeño que parezca, cualquier precipitación, puede malograr la mejor obra de la Escritura.

Póngase el mayor esmero en ejecutar bien el escrito, porque las correcciones en esta clase de obras deben ser pocas y referirse a cosas pequeñas. La obra escrita deja de ser caligráfica en cuanto presente alguna enmienda o raspadura visible.

El esmero de la ejecución debe llevarse a su mayor grado cuando el papel no se puede sustituir, como ocurre en la portada de un álbum, por ejemplo. En este caso son indispensables borradores repetidos.

5. Las obras caligráficas tienen su público, el cual puede ser inteligente y aficionado, y puede formar parte del vulgo, entendiendo como tal el conjunto de personas inhábiles en los trabajos caligráficos.

En el Arte de escribir casi todos somos algo artistas, por lo cual el público de las obras caligráficas, si bien éstas no se exponen como las pinturas y esculturas, tienen, sin embargo, un público muy numeroso, aunque diseminado.

Para evitar la precipitación al escribir, tan común en los principiantes y tan perjudicial para el buen éxito de la obra, conviene tener presente que el público de las artes plásticas admira o rechaza una obra, no por el tiempo que en producirla se gastó, sino por el grado de perfección con que se presenta a su vista. La crítica de arte prescinde del tiempo empleado en la producción de la obra, y sólo atiende a sus condiciones estéticas. La falta de tiempo no puede servir nunca de excusa a la falta de belleza.

No hay necesidad de añadir que el calígrafo debe preferir el aplauso del público docto e inteligente al del mero aficionado, aunque éste sea preferible al del público indocto e ignorante.





 

X. -Examen de escritos sospechosos

1. Revisión y cotejo de letras. -2. Necesidad de estos conocimientos para el calígrafo. -3. Reglas y observaciones para la revisión y el cotejo de escritos sospechosos.

 

1. Cuando se ofrecen dudas sobre la autenticidad141de un escrito, es necesario verle y estudiarle detenidamente en comparación con otro escrito indubitado: esta comparación se llama cotejo, y el examen minucioso que del escrito se hace recibe el nombre de revisión142.

2. Para apreciar la autenticidad de un escrito ante los tribunales civiles y judiciales existía en España un cuerpo titulado de peritos143 y revisores calígrafos; pero a mediados de siglo dejaron de expedirse estos títulos, y extinguida la clase de peritos calígrafos, suplen a estos funcionarios los individuos del cuerpo de bibliotecarios y archiveros, los maestros de primera enseñanza y toda persona dedicada, con notoria habilidad al ejercicio de la Caligrafía. De aquí la necesidad de que el calígrafo, y más si es maestro de primera enseñanza, conozca la manera de apreciar la autenticidad de un escrito sospechoso.

Con este punto se relaciona una cuestión jurídica que no se ha de resolver aquí: la importancia y valor del dictamen pericial; pero baste saber, con relación a dicho punto, que el dictamen del perito, en la legislación actual española, no tiene otro valor que el de medio de ilustración del tribunal, el cual puede conformarse o no con las conclusiones del perito; y no hay necesidad de añadir que esta libertad en el que juzga se aplica también a los informes periciales que se refieren a escritos sospechosos de falsedad.

3. A dos clases pueden reducirse todas las falsificaciones de los escritos: por imitación y por adulteración. Consiste la primera en reproducir con el mayor cuidado la letra de una persona para que el escrito parezca hecho por ella: consiste la segunda en desfigurar la propia letra para que no se conozca al autor del escrito. Aplican los malvados el primer procedimiento para exigir responsabilidad, generalmente pecuniaria, a la persona a quien se atribuye el escrito; y aplican el segundo para evitar la responsabilidad de la injuria o la calumnia con que suelen infamar al prójimo144.

En ambos casos, la base del cotejo para formar juicio sobre la autenticidad de un escrito, es la comparación minuciosa de los elementos gráficos del escrito dudoso con los del indubitado.

Si es posible, debe hacerse el cotejo con más de un escrito indubitado, y particularmente con el que ofrezca el mismo contenido. Cuando se presenten al perito calígrafo varios escritos indubitados, debe preferir el que fuese de fecha más próxima a la del sospechoso y el que hubiera sido producido en circunstancias las más parecidas a las supuestas del escrito dudoso.

Para apreciar mejor estas circunstancias, y siempre que sea posible, debe el perito calígrafo ver cómo escriben el autor de los escritos indubitados y el supuesto autor, si lo hubiese, y en ambos casos, para evitar nuevas falsedades, conviene que estos escritos se produzcan sin que los autores sepan que están escribiendo en presencia del que ha de juzgar sobre la autenticidad del escrito sospechoso.

Cuando se trate de probar la autenticidad de un escrito atribuido a persona que escriba más de un tipo de letra, será necesario tener presentes escritos indubitados de estos varios caracteres y fijarse principalmente en el mismo a que pertenezca el escrito dudoso.

Elegidos ya varios escritos indubitados, es necesario sacar copias exactas por el procedimiento del calco para trabajar sobre ellas sin perjuicio de los originales.

Terminados estos preliminares, es preciso fijar las semejanzas y diferencias que tenga el escrito dudoso con los indubitados. Esta comparación debe hacerse respecto al tipo de letra, a la posición de la pluma, a los rasgos característicos, especialmente a la curva baja, a los trazos de enlace y de rasgueo, a la forma de cada una de las letras minúsculas y mayúsculas, de los signos de puntuación y de las cifras aritméticas; a las distancias o espacios entre los ejes de las letras, entre palabra y palabra, entro renglones, párrafos aparte, y a lo que pudiéramos llamar costumbres caligráficas con referencia al papel, a la superficie ocupada, a las márgenes, plumas, tintas, posiciones para escribir, etc., esto es, a todos y a cada uno de los puntos tratados hasta ahora bajo el epígrafe de Conocimientos técnicos.

La simple inspección de los escritos suele ser bastante para apreciar las semejanzas y diferencias entre dos letras; pero revelan no poco en este punto la superposición de los calcos en papel traslúcido y el examen de los escritos con lentes de aumento.

Las faltas de ortografía repetidas u omitidas en algunos casos, suelen decir también mucho respecto a la autenticidad del escrito que se examina.

Cotejados dos escritos de esta manera, se tienen al final datos suficientes para juzgar de la semejanza o diferencia total de dos o más escritos, y, por tanto, de la autenticidad o falsedad del escrito sospechoso; pero conviene advertir que para afirmar la autenticidad de un escrito, en comparación con otro, basta con que entre ambos haya semejanza en sus más importantes condiciones y en el mayor número de circunstancias comunes, pues la identidad no se encuentra ni aun entre firmas producidas seguidamente, en iguales condiciones, por una misma persona.

A veces el parecido entre una firma auténtica y otra falsificada es mayor que el de dos firmas auténticas, porque la letra de una misma persona varía mucho con el tiempo, el lugar, el ejercicio y demás circunstancias propias del que escribe.

Las falsificaciones producidas por medio de raspaduras o enmiendas se notan a la simple vista, y se descubren, aun las más disimuladas, mirando el papel al trasluz o haciendo uso de los lentes de aumento.

Algunas falsificaciones por adulteración se producen escribiendo con la mano izquierda. Si este caso no se ha previsto, nada más fácil que afirmar rotundamente la diferencia entre los escritos dudosos y los indubitados; pero si se tiene presente y hay indicios de que la adulteración se ha producido escribiendo con la mano izquierda, la mayor torpeza de esta mano en el que escribe habitualmente con la derecha, manifiesta mejor las semejanzas y diferencias esenciales de los escritos cotejados.

Gran parte de lo dicho respecto al escrito y a las firmas, es aplicable a las rúbricas. Sin embargo, el perito calígrafo debe fijarse mucho en la forma geométrica de las líneas que la forman y especialmente en las curvas producidas de derecha a izquierda, que son más difíciles de falsificar.

Conviene añadir a lo antedicho, que a veces señales y circunstancias extrañas al escrito suelen bastar para convencer al perito calígrafo de la autenticidad o falsedad del documento sospechoso. Tales son: el asunto del escrito, las condiciones del estilo, la corrección gramatical de la expresión, las fechas del escrito y del papel sellado y otras varias difíciles de enumerar145.

Un escrito puede reproducirse con absoluta fidelidad y no ser auténtico, por medio del calco, la fotografía, fotograbado y otros varios procedimientos inventados modernamente para reproducir originales; pero el procedimiento empleado para ello deja siempre una señal que manifiesta la copia. El calco deja alguna huella en el original y en la reproducción, aunque estas huellas pueden desaparecer con el tiempo; la copia fotográfica se manifiesta en los materiales empleados, y los demás procedimientos se diferencian, por lo menos, en la composición de las tintas con que el escrito se obtiene.

Para terminar este artículo, resta añadir, que una vez cotejados con esmero los escritos, y tenidas en cuenta las advertencias ya indicadas, se redacta el informe o se expone verbalmente, según sea necesario, afirmando o negando sencillamente y en conciencia, que los escritos cotejados pueden haber sido o no haber sido hechos de la misma mano, razonando extensamente el informe, cuando la gravedad del caso exija esta práctica, siempre recomendable.

 



 

 

 

     

    Actualizado el 25/11/2009          Eres el visitante número                ¡En serio! Eres el número         

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