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FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

 

Enlace a “Temas de Bibliografía

 

La idea de confeccionar un catálogo de todos los libros editados es un avieja aspiración renacentista que muy pronto, pocos años después de la invención de la imprenta, tuvo que ser abandonada por el aumento de las impresiones. En el siglo XIX, con la impresión mecanizada, los bibliógrafos tomaron conciencia de que sus repertorios estaban condenados a quedar rápidamente obsoletos.  A principios del siglo XX la ciencia de la documentación trató de responder a las nuevas necesidades creando instrumentos idóneos para la descripción y compilación. Las nuevas tecnologías se están aplicando no solo a los fondos contemporáneos, sino también a los antiguos, de manera que se ha revitalizado una disciplina como la Bibliografía que muchos creían anclada en una tradición erudita escasamente creativa.

De hecho, la documentación y la bibliografía confluyen en sus objetivos descriptivos, y ésta, adopte o no los métodos de aquella, continúa siendo una fuente de información primordial para el conocimiento del libro antiguo, ya que los repertorios bibliográficos se proponen tanto describir un conjunto de libros entendido como sistema totalizante, como dar a conocer ejemplares únicos o singulares.

La bibliografía humanista

La invención de la imprenta en el siglo XV potenció la bibliografía, de manera que las primeras listas de libros utilizadas por los impresores para anunciar sus títulos fueron pronto superadas por los catálogos más profesionales de impresores-humanista como Aldo Manuzio (Libri graeci impressi, 1498), y en el siglo XVI, por los de Cristóbal Plantino y Robert Estienne.

Registrum de Hernándo Colón

En la bibliografía española renacentista destaca el catálogo de Hernándo Colón, titulado Registrum, donde describió y valoró los libros de sus biblioteca privada (contiene resúmenes e índices de autores, de materias y sistemático).

La mejor bibliografía del siglo XVI es la Bibliotheca Universalis (Zúrich, 1545) del suizo Konrad Gesner, que está considerado el primer bibliógrafo puro y el fundador de la bibliografía como disciplina científica, y su repertorio como la primera bibliografía general universal retrospectiva: contiene 1200 obras alfabetizadas y comentadas de autores latinos, griegos y hebreos. En 1548, el mismo autor publicó Pandectarum sive partitionum universalium libri XXI, donde las obras de la Bibliotheca se ordenaron por materias según una original clasificación del saber renacentista.  El Appendix Bibliotheca (1555) añadió 3000 libros más.

Bibliotheca Universalis de Gesner

Muchas bibliografías del siglo XVI son especializadas, pues sus autores son eruditos en un tema y las conciben como instrumento de trabajo sobre una determinada área de saber.

La bibliografía del siglo XVII

En este siglo, la bibliografía, impulsada por un espectacular aumento de la producción libraría, consolida los logros de siglos anteriores.  El asiento bibliográfico predomina sobre la descripción. Los repertorios de estos años se parecen a lo que hoy llamaríamos un “diccionario biográfico”. Los bibliógrafos siguen siendo hombres de vasta cultura, ávidos lectores y no es raro que pongan su saber al servicio de la historia de su país o de una disciplina, pero parecen no ser conscientes de la fuerza potencial que encierra el libro como expresión de pensamiento universal.

Los bibliógrafos eruditos conviven con los compiladores, por lo que el quehacer bibliográfico oscila entre la erudición de los doctos y los tecnicismos de bibliófilos.

España entra tarde en el campo de las bibliografías nacionales con la Bibliotheca Hispana de Nicolás Antonio, aunque su repertorio es superior al de otras bibliografías nacionales europeas. En 1672 aparece la segunda parte, Bibliotheca Hispana nova donde se compilan escritores activos entre 1500 y 1672. Dejó inconclusa la Bibliotheca Hispana vetus, que se completó y publicó en 1696. En esta tercera parte se recogen los autores españoles entre la época de Augusto y el año 1500.  Entre 1783 y 1788, Ibarra editó en Madrid ambas obras en una edición considerada como una de las más hermosas que han salido de las prensas españolas. Fue anotada por el anticuario Pérez Bayer.

Bibliotheca Hispana Nova de Nicolás Antonio

 

La bibliografía científica y erudita del Siglo de las Luces

En el siglo XVIII los diccionarios y las informaciones ordenadas alfabéticamente se convierten en los instrumentos idóneos para acceder a las ideas especulativas y científicas de la ilustración. Por ello, el público cultivado gusta de las Enciclopedias que reflejan el “círculo del conocimiento” en todos los campos del saber.

Los bibliógrafos se convierten en bibliófilos que elaboran compilaciones selectivas inspiradas en los catálogos de venta de los libreros, en las que utilizan nuevas reglas de clasificación y catalogación.  Las técnicas para redactar asientos reciben la denominación genérica de Bibliografía y esta pasa a ser definida como “librorum historia et descriptio” o como “notitia rei librariae”.

El perfeccionamiento del método permite que la disciplina cubra prácticamente todos los campos del saber y se realizan grandes avances en materias como la teología (Bibliotheca sacra, de Jacques Lelong), la filología ( Bibliotheca latina, de J.A. Fabricius), la botánica (Bibliotheca Botanica, de Linneo), la medicina (Bibliotheca chirugica, de Haller) y la astronomía (Bibliographia Astronomica, de J.F. Weider).

Image:Bibliotheca Botanica 1736.jpg

Bibliotheca Botanica de Linneo

En España, la bibliografía se convirtió en interés predominante de libreros, bibliófilos, archiveros e historiadores, animados por el ejemplo del padre Enrique Flórez en la España sagrada. La fundación de la Biblioteca Real en 1711 impulsó la compilación de repertorios institucionales.  Miguel Casiri publicó un catálogo de los códices árabes de la Biblioteca de El Escorial con el título de Bibliotheca aravico-hispana escurialensis (1760).  Miguel de San José publica una Bibliographia crítica et prophana que incluía autores de todos los países ordenados alfabéticamente por su nombre latinizado. Más importante fue el Ensayo sobre una biblioteca española de los mejores escritores del reinado de Carlos III (1785-89), de Juan Sempere y Guarinos, que incluyó obras de 150 autores vivos, además de artículos dedicados a instituciones de la época.

Los grandes repertorios del siglo XIX

El enorme aumento de las publicaciones en el siglo XIX provocó el correlativo aumento del número de bibliografías, que cobran gran importancia para orientarse entre los 8 millones de nuevos impresos. Esto creó a su vez la necesidad de compilar bibliografías de bibliografías, y por ello Julius Petzhodt publicó en 1866 una Bibliotheca Bibliographica en la que incluyó 6000 bibliografías ordenadas sistemáticamente. Junto a obras semejantes como las de Langlois y Henry Stein, este repertorio contribuyó a asentar la metodología y teoría bibliográficas.

 

Además, en el siglo XIX se cultivó todas las ramas de la disciplina, y se imprimen aportaciones fundamentales en el terreno de los repertorios para bibliófilos, las bibliografías internacionales, las bibliografías nacionales retrospectivas, los repertorios de incunables, y las bibliografías especializadas.

En España, bajo el estímulo de la Real Biblioteca y sus premios, se elaboran repertorios profesionales y de bibliófilo. Carlos Laserna y Santander compiló en tres volúmenes un Diccionario bibliográfico escogido del siglo XV (Bruselas, 1805-07) con obras raras y buscadas. Otra bibliografía para bibliófilos fue el Catálogo de la Biblioteca de Salvá (1811-1870).

La bibliografía romántica española tiene su mejor representante en Bartolomé José Gallardo, bibliófilo incansable que condensaba sus lecturas en apuntes y papeletas que luego organizaron Zarco del Valle y Sancho Rayón y compilaron en Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos (1863-89). Otra aportación fue la de Dionisio Hidalgo que empezó en 1840 a publicar  un catálogo de los libros impresos que iban apareciendo en el mercado español. Esta obra se llamó Boletín bibliográfico español y extranjero, salía quincenalmente y luego formaba tomos.  Pero el trabajo más importante de Hidalgo fue el Diccionario General de la Bibliografía Española (1862-81).

La revitalización de los movimientos regionalistas propició la bibliografía local, destacando Cristóbal  Pérez Pastor con La imprenta en Toledo (1887), Bibliografía Madrileña (1891), y La imprenta en Medina del Campo (1895), así como la Biblioteca de escritores de la provincia de Guadalajara, de Juan Catalina.  En el contexto de la Renaixença catalana, Mariano Aguiló publicó el Catálogo de las obras en lengua catalana impresas desde 1474 hasta 1860 (3016 libros).

 

En este siglo, recibe un fuerte impulso en toda Europa la bibliografía tipográfica. La obra de L.Hain, Repertorium bibliographicum, normaliza la técnica de descripción de incunables. En Inglaterra, Henry Bradshaw, William Blades y Robert Proctor colaboran en el monumental Catalogue of books printed in the XVth Century now in the British Museum, que empezó a publicarse en 1908.

 

En Francia, Jacques-Charles Brunet es autor de un Manuel du libraire et de l´amateur des libres, obra en 6 volúmenes que perfeccionó durante 50 años.

A finales de siglo, aparecen las primeras revistas especializadas sobre el libro antiguo que completan las informaciones de los repertorios. Destacan Bibliographica, creada en 1895 por Pollard, Zeitschrift fur Bücherfreunde, fundada por Fedor von Zobeltitzt en 1897, la Bibliographie moderne de Henry Stein, y la revista Bibliofilia que Leo S. Olschki empezó a publicar en 1899.

 

Estado actual de la Bibliografía

La nuevas necesidades en el campo de la información han dado lugar a nuevos planteamientos en el terreno de la Bibliografía, así como a una nueva redefinición de la Bibliotecología. Se ha superado la dicotomía entre esta y aquella y entre la información científica y bibliográfica. Las tendencias actuales se orientan hacia la internacionalización de la Bibliografía, como prueban los proyectos conjuntos de organismos internacionales y asociaciones profesionales. Estas nuevas tendencias se han debido a las siguientes circunstancias:

a) La evolución de la política internacional.

b) Los progresos tecnológicos.

c) La concienciación de los profesionales de la información.

 

Precedentes históricos.

La bibliografía ha sido siempre considerada como un punto de partida para llegar a un objetivo común. El precedente inmediato cabe buscarlo en la Conferencia Bibliográfica Universal de 1895, donde cuajó la idea de Otlet y Lafontaine de elaborar un catálogo universal general. La profesión se encontraba en sus comienzos y sus problemas fundamentales eran de índole nacional. La falta de criterios normalizadores impidió la consecución de la obra, pero se vio claramente que la cooperación entre naciones era necesaria. Los cambios radicales que sufrió la Humanidad a partir de la I Guerra Mundial pusieron de manifiesto la necesidad de nuevos instrumentos.

 

Las instituciones.

La UNESCO es el motor de la cooperación en la bibliografía universal moderna: su objetivo es promover la idea de universalidad mediante el libre cambio de información y experiencias. La International Standar Organization, por su parte, se ocupa de normalizar los procedimientos y las técnicas para hacer posible el intercambio y la cooperación internacional. Aunque la ISO se ocupa de la normalización en cualquier campo -desde embalajes hasta fabricación de locomotoras-, considera la normalización bibliográfica como un objetivo prioritario, ya que es la base de la investigación y técnica privilegiada de trabajo. Otros organismos que trabajan en este campo son la IFLA y el FID, que desempeñan funciones consultivas y de asesoría en los programas de la UNESCO.

 

Objetivos de la cooperación internacional.

Los objetivos prioritarios quedaron definidos en la Conferencia Internacional sobre Bibliografías Nacionales, París, 1977, y eran los siguientes:

a) El acceso material a la documentación, problema complejo dificultado por las diversas legislaciones y las disposiciones económicas y aduaneras sobre ello.

b) Formación bibliotecológica compatible en todas las partes del mundo y que supone:

- reconocimiento mundial de la profesión,

- utilización de tecnología avanzada, indispensable para la cooperación.

- definición internacional de objetivos y métodos.

c) Facilitar el libre flujo de la información.

 

Programas.

Con el fin de alcanzar estos objetivos, la Unesco ha puesto en marcha el programa UNISIST y el programa NATIS, entre otros.

Ø  El programa UNISIST (1971) se basa en el establecimiento de una serie de mecanismos que hagan posible un sistema de intercambio internacional de la información científica, técnica y socio-económica. El programa NATIS (1974) se ocupa del establecimiento de las infraestructuras nacionales de documentación y bibliotecología para desembocar en un sistema de control e intercambio mundial de información bibliográfica. El acceso a este sistema se realiza en dos planos, el C.B.U. y la D.U.P. dos programas patrocinados por la IFLA.

Ø  El Control Bibliográfico Universal (C.B.U.). La Conferencia Internacional sobre Bibliografías Nacionales, organizado por la IFLA y la UNESCO definió la necesidad de establecer servicios bibliográficos nacionales para el control e intercambio de las funciones bibliográficas: la idea central es constituir a largo plazo un sistema mundial de comunicación. El C.B.U. exige colaboraciones nacionales e internacionales y sus campo de acción consiste en la unificación máxima de bibliografías y catálogos mediante las siguientes líneas de acción:

Haciendo el asiento bibliográfico completo

  • de una sola vez,
  • en el país de origen del documento,
  • por un centro bibliográfico nacional,
  • de acuerdo con normas internacionales,
  • aplicables a sistemas manuales y automatizados
  • que permitan el intercambio de los asientos o registros entre los distintos países.

El alcance del programa se extiende:

a) A la descripción bibliográfica. En este campo se han obtenido los mejores logros por medio del ISBD. Se trabaja también en la normalización de la transliteración y en los títulos uniformes.

b) A la forma y estructura de los encabezamientos y nombres y a la extensión de los códigos internacionales de las reglas de catalogación.

c) Al canje internacional de registros legibles por ordenador (programa IFLA para el MARC internacional, UNIMARC).

Las raíces del C.B.U. deben buscarse en las necesidades de la sociedad posindustrial, donde el principal bien de consumo es la información. El personal bibliotecario se transforma en informador científico, mediador entre el usuario y las fuentes de información y cuya misión termina en la información misma.

 

Ø  La Disponibilidad Universal de las Publicaciones. La D.U.P. debe considerarse en realidad más un objetivo que un sistema, que incluye varias actividades y planes. La D.U.P. alcanza:

  • Al depósito legal y otros medios de adquisición de documentos.
  • A la coordinación y cooperación interbibliotecaria, tanto en lo referente a la elaboración de catálogos colectivos como al establecimiento de sistemas que ofrezcan rápida disponibilidad de documentos.
  • A las actividades interbibliotecarias, préstamos, canjes, fotocopias, etc.

La D.U.P. es complemento indispensable del C.B.U. Aunque se ha avanzado considerablemente en este campo aún queda mucho por hacer: el registro de la producción de los países en vías de desarrollo y de muchos desarrollados no ha alcanzado todavía a la totalidad de sus publicaciones en curso o retrospectivas. Una vez logrado su completo registro se debe alcanzar la posibilidad de acceso, ya que sin este fin de nada serviría el anterior. Por ello el C.B.U. y la D.U.P. son inseparables, y deben ir insertas en el programa NATIS: la finalidad es lograr que cualquier individuo, esté donde esté, pueda obtener cualquier publicación, sea original o copia.

La disponibilidad universal dependerá de la disponibilidad nacional, en primer lugar. Una vez lograda esta, el libre flujo de la información se encuentra con graves problemas que van desde las legislaciones sobre el derecho de autor al contravalor de las divisas, pasando por la difícil situación económica precisamente de los países más necesitados de información.

 

 

 

 

     

    Actualizado el 25/11/2009          Eres el visitante número                ¡En serio! Eres el número         

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