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DADAÍSMO

 

Tristan Tzara

Hugo Mayo

Richard Hülsenbeck

Hugo Ball

Jean Arp

Cabaret Voltaire

 

1920 - el movimiento Dadá. Auric, Picabia, Ribemont-Dessaignes, Germaine Everling, Casella y Tzara

 

El movimiento Dada surge como una ruptura con el pasado, incluyendo las vanguardias cubista y futurista. Pero esta ruptura no se efectúa en nombre del futuro, como en el caso de F. T. Marinetti, desde el momento en que Dadá es punto de llegada: presente, fórmula para vivirlo. Fue fundado en 1916 por Tristan Tzara, el escritor alemán Hugo Ball, el artista alsaciano Jean Arp, Max Ernst, Giacometti y otros intelectuales que se reunían en un café de Zurich (Suiza) llamado el "Cabaret Voltaire". Al mismo tiempo, en Nueva York, se estaba produciendo una revolución contra el arte convencional liderado por Man Ray, Marcel Duchamp y Francis Picabia.

   

                                                                      Tristan Tzara                                           Hugo Mayo

      Aparece simultáneamente en Suiza y Estados Unidos en 1916, como expresión de una serie de desertores morales de la I guerra mundial. En 1923 ya era el movimiento de moda en París, donde inspiraría más tarde el surrealismo. Tras el conflicto bélico, el movimiento se expandió desde Zurich hacia Alemania y muchos de los integrantes de ese grupo se unieron a los dadaístas franceses de París, grupo que se desintegró en 1922.

Image:Placa en Cabaret Voltaire.jpg

Placa en el Cabaret Voltaire

                 Se dice que el término dada (palabra francesa que significa caballito de juguete) fue elegido por el editor, ensayista y poeta rumano Tristan Tzara -su director-, al abrir al azar un diccionario en una de las reuniones que el grupo celebraba en el cabaret Voltaire de Zurich. Él mismo sugeriría desde el principio que dadá no era una "escuela literaria o artística" sino que era "una fórmula de vivir". Por eso, el movimiento no se declarará como literario, sino como el punto final de una evolución que situaba al arte en el callejón sin salida del absurdo.

   

                                                                          Richard Hülsenbeck                           Hugo Ball

 

 

        El dadaísmo abarca todos los géneros artísticos y es la expresión de una reivindicación del nihilismo, contra la totalidad de los aspectos de la cultura occidental, en especial contra el militarismo existente durante la I Guerra Mundial e inmediatamente después. La particularidad de este movimiento radica en que no es un movimiento de rebeldía contra otra escuela anterior, sino que se funda en un cuestionamiento de todo el marco conceptual del arte y de la literatura de antes de la Primera Guerra.

El dadaísmo se caracterizó por el empleo de materiales no convencionales con intención provocadora. Fountain de Marcel Duchamp. 1917.

El dadaísmo se caracterizó por el empleo de materiales no convencionales con intención provocadora. Fountain de Marcel Duchamp. 1917.

 

     Se lanza contra los fundamentos mismos del pensamiento, poniendo en duda el lenguaje, la coherencia y las formas de expresión artísticas de entonces. Su vitalismo se manifiesta en la duda sistemática ("todo es dadá" - Desconfiad de dadá"), de la locura, de la burla, del humor sangriento, de la gratuidad y del exhibicionismo, del terrorismo cultural (en el sentido de que introduce  un elemento lúdico, de juego, que no será comprendido hasta 40 años más tarde). Las palabras se convierten en gritos y aullidos; se prefieren los objetos encontrados casualmente, los desechos. Se rompen todas las reglas con la idea de "empezar de nuevo".

      Con el fin de expresar el rechazo de todos los valores sociales y estéticos del momento y todo tipo de codificación, los dadaístas recurrían con frecuencia a la utilización de métodos artísticos y literarios deliberadamente incomprensibles, que se apoyaban en lo absurdo e irracional. El dadaísmo literario se traduce sobre todo, en la actividad panfletaria (los 7 manifiestos y numerosas revistas) y en la celebración de escandalosos festivales, a caballo entre el recital poético, el teatro de cabaret y la parodia sangrienta. En realidad se trataba de anti-espectáculos, en los que los dadaístas, más que obras, se exhibían a sí mismos en las actitudes más provocadoras.

 

Dada de Theo van Doesburg y Kurt Schwitters. titulado: Kleine Dada Soirée. 1922. Litografía

Dada de Theo van Doesburg y Kurt Schwitters. titulado: Kleine Dada Soirée. 1922. Litografía

 

      Sus representaciones teatrales y sus manifiestos buscaban impactar o dejar perplejo al público con el objetivo de que éste reconsiderara los valores estéticos establecidos. Para ello utilizaban nuevos materiales, como los de desecho encontrados en la calle, y nuevos métodos, como la inclusión del azar para determinar los elementos de las obras.

      Las famosa receta de Tristán Tzara para hacer un poema dadaísta a base de tijeras, periódicos, azar y cola de pegar, debe interpretarse más como otra manifestación panfletaria dl humor de este autor que al pie de la letra. En realidad, Tzara, como poeta y agitador, sabía que no "divertía", sino que "irritaba".

Jean Arp

     Entre los adeptos al movimiento, se puede destacar al pintor y escritor alemán Kurt Schwitters, que se destacó por sus collages realizados con papel usado y otros materiales similares de diversa procedencia: cordeles, colillas, suelas desgastadas, envolturas de queso, boletos de autobús, etc. Además creaba ensamblajes de cartón, madera, alambre y objetos rotos. El artista francés Marcel Duchamp expuso como obras de arte productos comerciales corrientes —un secador de botellas y un urinario— a los que denominó ready-mades.

       Aunque los dadaístas utilizaron técnicas revolucionarias, sus ideas contra las normas se basaban en una profunda creencia, derivada de la tradición romántica, en la bondad intrínseca de la humanidad cuando no ha sido corrompida por la sociedad.

            Como movimiento, el Dadá decayó en la década de 1920 y algunos de sus miembros se convirtieron en figuras destacadas de otros movimientos artísticos modernos, especialmente del surrealismo. A mitad de la década de 1950 volvió a surgir en Nueva York cierto interés por el Dadá entre los compositores, escritores y artistas, que produjeron obras de características similares.

El grupo de Zurich

      Suiza, a partir del estallido de la guerra en 1914, se convierte en un centro de refugiados pacifistas de toda Europa. Allí se encontraron  todos los disidentes de otras escuelas previas, tales como el expresionismo alemán, el futurismo italiano o el cubismo francés.                                                                    

      En 1916, en Zurich, un grupo de artistas instalaron en una cervecería un pequeño cabaret, al que bautizaron como "Cabaret Voltaire". Allí se reunieron el filósofo Hugo Ball, el poeta Tristan Tzara, el pintor Marcel Janco, ambos refugiados rumanos, y el pintor alsaciano Jeans (Hans) Arp. A partir de ese encuentro comenzaron una serie de actividades en el cabaret así como editaron la revista que llevaría el nombre de "Dada".

     Tristan Tzara pronto se convirtió en el promotor y principal exponente del movimiento Dada y junto a Hugo Ball dieron sustancia a la teoría dadaísta.

     El origen del término Dada es confuso y controvertido. De acuerdo con la versión de Tzara y Ball, la palabra surge de la casualidad: abriendo las páginas de un diccionario con la ayuda de un cuchillo, el primer término señalado fue ese: dada. De acuerdo con otras versiones, fueron los camareros del Café Terrasse, lugar donde se solían encontrar estos artistas centroeuropeos, quienes identificaron primeramente al grupo como dada: para esos camareros, las lenguas habladas por aquellos emigrados eran incomprensibles, salvo la sílaba "da-da" ("sí, sí", en ruso y otras lenguas). En pocos meses los espectáculos del café Voltaire fueron famosos en la ciudad Suiza. El espectáculo dadaísta había nacido, cargado de provocación, tendencia agresiva, propuestas ilógicas y absurdas. En 1917 Francis Picabia, un pintor francés, refugiado también en Suiza entra en contacto con Tzara.

      Ambos darán sentido al Manifiesto Dada de 1918, posiblemente el documento más importante del movimiento dadaísta de Zurich. Tras el fin de la guerra, el dadaismo cautiva a los artistas vanguardistas de París, produciéndose un resurgimiento del mismo. El Zurich dada, con la diáspora de sus refugiados, se había acabado.

El grupo de Nueva York  

      También la declaración de guerra llevó a la ciudad americana a grupos de artistas refugiados. Entre ellos hay que destacar a Duchamp y Picabia. Allí se integraron con las corrientes vanguardistas que desde comienzos del siglo se estaban gestando en Harlem, Greenwich Village y Chinatown. Aunque Nueva York no era Zurich, ni existía ese clima de refugiados políticos de la ciudad suiza, el espíritu iconoclasta, recalcitrante y nihilista fue idéntico.

      En marzo de 1915 nace la revista "291", nombre tomado del número de la casa ocupada por una galería de arte en la Quinta Avenida. Duchamp, Picabia, Jean Crotti, como europeos refugiados, junto con los americanos Man Ray, Morton Schamberg y otros dan vida al dada neoyorquino.

El grupo de Berlin

     Luego de la guerra, Alemania se posiciona en una situación crítica. Tras la revolución bolchevique, el partido Espartaquista alemán -la izquierda socialista- ensaya también la revolución en Alemania. En toda esa agitación social un grupo de artistas van a incorporarse a las tesis izquierdistas: será el Movimiento dadaista. Procedente del grupo de Zurich, Richard Huelsenbeck, trae a Berlin el espíritu dadaista, pero mucho más radical contra las anteriores escuelas vanguardistas (futurismo, cubismo). Junto con el poeta Raoul Hausman promueve declaraciones y manifiestos a partir del "Dada Club". Junto a los anteriores destacarán el pintor Georg Grosz, agudo crítico del militarismo y del capitalismo alemán de aquellos años, y los hermanos Herfelde, uno famoso divulgador de la técnica artística del fotomontaje, otro indispensable editor de las obras dadaistas de aquellos años. El movimiento dada berlinés pasará a la historia por la incorporación de las nuevas técnicas artísticas de difusión de ideas entre las masas, principalmente el fotomontaje. La constitución de la República de Weimar en 1919 marca el fin de los proyectos políticos dadaistas y la resituación de este grupo en los marcos artísticos.

 

 

 

     

    Actualizado el 25/11/2009          Eres el visitante número                ¡En serio! Eres el número         

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